El coronavirus llegó a la Argentina en plena época de cosecha de la vid en Mendoza. Sin embargo, el sector vitivinícola supo sortear los obstáculos que se presentaron justo a tiempo y sacó adelante la vendimia 2020. Es que la actividad fue una de las que quedó exceptuada del aislamiento social, preventivo y obligatorio por un pedido de las autoridades del Gobierno provincial.
Al respecto, el gerente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), Carlos Fiochetta, indicó en diálogo con Vía Mendoza que "la situación fue excepcional y gracias a las gestiones que se pudieron hacer en conjunto con los gobiernos provinciales, sobretodo con el de Mendoza, la vitivinicultura quedó dentro de las actividades esenciales tanto por su condición de actividad agrícola, como por su calidad de industria agroalimentaria. Esto permitió continuar y desarrollar la cosecha, porque de otra manera la situación hubiera sido muy difícil".
Es que justo en el momento en el que se declaró la pandemia de coronavirus y la posterior cuarentena obligatoria, la cosecha estaba en plena ejecución. "Se pudo desarrollar. Ya se esperaba que fuera inferior a la del año pasado por lo que no tuvo mucha relación con la cuarentena, sino con la situación productiva", explicó el ejecutivo de la Coviar.
Según Fiochetta, la cosecha de este año fue un 20% menor a la del 2019 y rescató que los técnicos manifestaron será de muy buena calidad". "Dada la situación de crisis, todos los actores vinculados al sector trataron de trabajar y de ayudar a que la cosecha se desarrollara con la mayor normalidad posible", rescató.
El consumo de vino en cuarentena
No hay que ser expertos para saber que el sector turístico y de entretenimiento de la provincia se vio altamente afectado por el aislamiento social y obligatorio que decretó el Gobierno nacional. Los restaurantes, bares, hoteles y empresas que comercializan en ese sector fueron castigados por el avance del coronavirus y sintieron mermas fuertes en las ventas y cortes en la cadena de pagos.
"Ese sector se resintió mucho, y eso tuvo correlato en las bodegas que le venden y comercializan en ese sector", comentó el gerente de la Corporación.
Y en lo que respecta a la compra de vino en cadenas de supermercados y almacenes, desde Coviar admitieron que no manejan números definitivos, sin embargo esperan buenas noticias. "Es un poco arriesgado aventurar algún número. Porque, si bien la gente se ha quedado en su casa, no tiene que salir y manejar, y el vino está muy relacionado a las comidas -en Argentina alrededor del 80% del consumo-, es probable que el consumo haya aumentado. Pero, no tenemos datos oficiales", esbozó Fiochetta.
Además, mostró preocupación ante la prohibición de la venta de alcohol en algunos municipios del país y ante un posible "efecto contagio" de la medida. "Es un alimento, es una bebida nacional, está asociado a la comida por lo que no tiene sentido su restricción", dijo.
La realidad de los productores vitivinícolas
Por su parte, los productores vitivinícolas celebraron la decisión del Ejecutivo de que la actividad estuviera incluida entre las esenciales desde el inicio de la cuarentena. "Fue una situación complicada que se ha sorteado. Hay que reconocer la actitud del Gobierno que, ante algunas posiciones irracionales de querer parar todo, se puso fuerte y se trabajó con los sindicatos por el cuidado de la gente", resaltó en diálogo con este medio el protesorero de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Fecovita), Marcelo Federici.
"No es solamente levantar la cosecha a cualquier costo, sino porque toda esa gente que está trabajando como mano de obra, vive el resto del año de las labores culturales de la finca", explicó el productor vitivinícola. Y agregó: "la situación generó una incertidumbre muy grande porque en la vitivinicultura si no podés levantar la cosecha, no tenés plata en todo el año. Y hay muchos costos fijos como los obreros, impuesto, entre otros".
Además, habló acerca del contexto en el que se desató la pandemia. "Este año la cosecha se adelantó casi tres semanas por el cambio climático y el adelantamiento de la maduración de las uvas. Eso ya nos había llevado a un ritmo de cosecha -durante febrero y los primeros días de marzo- importante, entonces cuando comenzó la pandemia ya llevábamos un gran porcentaje de avance en la cosecha, de casi el 70%. Si hubiese sido como años normales, el mes fuerte es abril. Esto nos jugó en contra por temas de alcohol, pero nos jugó a favor por el coronavirus".
El protocolo en fincas y bodegas
Las bodegas trabajan normalmente con protocolos para tener contenido al personal y evitar posibles contagios de Covid-19. Sin embargo, Federici resaltó el hecho de que la mano de obra se vio resentida hacia el final de la cosecha porque los obreros golondrinas regresaron a sus lugares de origen y esto complicó la disponibilidad de personal.
En cuanto a las medidas de seguridad, indicó que al principio el coronavirus generó miedo entre los trabajadores por el desconocimiento, pero trabajaron en brindar una correcta información. "Se actuó a partir de un protocolo, fundamentalmente de limpieza individual de los obreros y se evitó el contacto entre camioneros y los operarios de la bodega", explicó.
Hicieron hincapié en la limpieza del personal, en el correcto lavado de manos y en la distancia social. "Les solicitaron a los trabajadores que utilizaran una muda de ropa distinta en la bodega a la que traían desde sus casas", dijo.
Actualmente en las bodegas solo queda el personal de planta realizando tareas de mantenimiento y clarificación, por lo que disminuye la circulación de gente. "En los viñedos estamos inactivos, esperando las heladas para que caiga la hoja y podamos hacer la poda en el invierno, en donde va a ser más fácil el tema del distanciamiento social", comentó el productor.