Desde el 19 de marzo, los argentinos atravesamos una cuarentena obligatoria para manera de enfrentar la pandemia de coronavirus que afecta al mundo entero. En Mar del Plata, la cuarentena se cumple positivamente, de acuerdo a la evaluación de las autoridades. Pero además de tener un efecto tremendo sobre la economía y los cambios en la vida laboral, hay una cotidianeidad alterada de manera significativa, y por eso le preguntamos a varios marplatenses cómo afecta su día a día.
Marcelo vive en la zona sur de la ciudad, y trabaja en la dirección de un centro de compras que permanece cerrado. Permanece en su casa junto a su esposa y sus dos hijos. Desde allí, contó a Vía Mar del Plata que desde el primer día de la cuarentena salió una vez al supermercado, a la verdulería, a la farmacia para llevarle medicamentos a sus padres, dos veces a la ferretería, y una vez a su trabajo.
En cuanto a los gastos, remarcó que bajaron mucho, puntualizando sobre todo el nulo uso del auto, las comidas afuera, el entretenimiento y los regalos.
Con respecto a los cambios en su vida laboral, señaló que fue fuerte porque "mi actividad se detuvo" y "no tengo casi cosas para hacer". Sobre los hábitos que extraña debido al encierro, enfatizó la imposibilidad de hacer deportes y la actividad social.
Mario es docente universitario, y vive en su departamento a pocas cuadras de la playa: "Estoy en casa desde que se suspendieron las clases. Trato de salir lo menos posible, exclusivamente para comprar alimentos. Salgo al almacén de mi barrio que está a tres cuadras, y hasta ahora solo fui dos veces", detalló.
Consultado acerca de los gastos, sostuvo que esta consumiendo menos. "La compra de almacén parece ser más porque uno compra todo junto para diez días, pero compensa el que uno planifique mejor la compra", remarcó.
Sobre la manera en que tuvo que encarar el trabajo ante la cuarentena, sostuvo: "No estoy en contacto con el aula ni los estudiantes físicamente, pero si a distancia, lo que implica un esfuerzo importante de planificación y de estar pendiente de las dificultades particulares de los alumnos en esta situación".
En cuanto a los cambios en su rutina, hizo alusión especialmente a los horarios: "Me despierto y me acuesto más tarde. También me permito más tiempo para relajarme, escuchar música, hacer ejercicio y dormir la siesta", señaló.
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida por Guillermo Montenegro (@gmontenegro_ok) el
Por su parte, Miguel, con tres hijos, y junto a su esposa tienen un emprendimiento gastronómico en la costa por lo que tuvo un drástico recorte de su actividad: "Desde el 19 de marzo al 2 de abril, no salimos de casa. Y desde ese momento, salimos dos veces, y solamente al supermercado", precisó.
"Estamos gastando menos plata, porque tenemos menos actividades todos, incluidos los chicos, y sobre todo la movilidad", aseguró.
Sobre la manera de organizarse en cuanto a la educación detalló: "Los chicos están con trabajos vía web, y solo hay que remarcarles que tengan una rutina con un horario de inicio y de fin. Además, tratamos de que cada uno ordene y limpie sus cosas, y entre todos repartimos las actividades. Lo peor es necesitar cosas que querés hacer, y no poder salir a comprar para hacerlo".
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida de Psicologxs Derecho a la Salud (@psicologxsporlasalud) el
Para el final, lo más odiado en la cuarentena
"No saber qué día es y qué podría hacer para ser productivo en el trabajo. Sentir que no estoy produciendo me genera frustración, que la canalizo haciendo cosas útiles en mi casa", contó Marcelo. Mientras que Mario lamentó "no poder ver a mis seres queridos, reunirnos a comer y darles un abrazo".
Lo que más molesta a Miguel son "los vecinos, en grupos de WhatsApp", ya que "todos se quieren poner a denunciar si uno se pone a lavar el auto o barrer la vereda de la casa", y agregó: "Además, molesta ver a los grandes medios de comunicación psicopateando a la gente, en vez de transmitir cosas certeras, positivas, o que nos apoyen en la psicología. Al contrario fuerzan el miedo, y eso me parece que está muy mal".