El día 27 de abril, el comandante de la Fuerza de Taras británicas en la zona, el capitán Young, indicó al CC Bicain (comandante argentino del submarino Santa Fe) de que el submarino debía ser retirado del muelle del BAS hacia otro ubicado al fondo de la caleta. Para supervisar la operación, Young asignó al comandante de la fragara "Brilliant", el capitán Coward, que era submarinista.
Mientras consultaba con su segundo, el CC Bicain estuvo de acuerdo que podría realizarse una maniobra de sabotaje, abriendo las válvulas de inundación lenta, haciendo que el submarino se hundiera.
Para el traslado del buque, Bicain asignó a los suboficiales Artuso, Ibalo, Ontiveros, Ruiz, Recalde y Salto.
La maniobra se inició lentamente, utilizando los motores eléctricos, una vez en marcha y ya en medio de la caleta, el submarino se escora.
De inmediato Bicain ordena ejecutar los procedimientos necesarios para contrarrestar la situación y se escucha la puesta en marcha del compresor. De pronto, uno de los infantes de marina asignados a la custodia de los marinos argentinos se asoma por la escotilla de batería de popa disparando su arma al aire y grita que el submarino se hundía.
En el procedimiento para contrarrestar el efecto de la escora, el suboficial Félix Artuso se había dirigido hacia las palancas de maniobra, sin embargo, el soldado británico había recibido la orden de no permitir que Artuso se moviese de su lugar, sin poder entender lo que el marino argentino intentaba hacer, abrió fuego contra Artuso. Ante la situación, el CC Bicain es informado por el suboficial Ibalo que Artuso estaba herido, por lo que le comunicó a Coward, con gran indignación, que ahora se hacía cargo de la maniobra y así alcanzaron el muelle.
Artuso había muerto por los disparos del soldado británico, la rabia del CC Bicain se hizo sentir cuando insultó al capitán Coward en español e inglés, el oficial británico no dijo ni una palabra, el error había sido fatal y el lo reconocía.
Para entonces, los marinos argentinos habían abierto varias válvulas de inundación lenta, lo que permitió que, luego de unas horas, el submarino se hundiera, tocando fondo y con solo la vela asomando en la superficie del agua.
En 1983/1984 el submarino fue reflotado por los británicos, posiblemente para su traslado a Gran Bretaña como trofeo de guerra, sin embargo el buque terminó por hundirse en aguas abiertas, dando así un fin más honorable a esta veterana nave que había servido en la Armada Argentina y donde uno de sus tripulantes ofrendó su vida para la recuperación del territorio argentino.
El suboficial Félix Artuso, fue enterrado en las islas con honores militares aunque el ataud no estaba cubierto con la bandera argentina.
Nunca se le permitió a sus familiares visitar su tumba. Pero ahora, los hijos del submarinista del ARA Santa Fe, Félix Artuso, condecorado con la medalla "La Nación Argentina al Muerto en Combate" supieron que, por fin, alguien se hizo eco de su reclamo.
Escribieron su última carta de pedido de viaje humanitario a la isla Georgias del Sur, a 1300 km de Malvinas. Ambas geografías fueron parte del teatro de operaciones del conflicto bélico del Atlántico Sur en 1982.
La carta, dirigida al embajador británico en Buenos Aires, Mark Kent, concluía con un respetuoso pedido para impulsar la gestión de un viaje humanitario al cementerio de Grytviken, en Georgias: "Señor Embajador—cerraba la misiva—, sea la luz de nuestra efímera existencia la que ilumine su noble y urgente accionar".
La Embajada del Reino Unido en Buenos Aires contestó la carta casi inmediatamente e invitó a los tres hermanos Artuso a la residencia porteña de Kent. El diplomático iba a ocuparse personalmente y en detalle de aquel asunto.
En aquella carta a la Embajada británica, los hijos contaron que son la única familia de un excombatiente de la Guerra de Malvinas impedida de visitar la tumba de su ser querido.
El accionar de la Embajada del Reino Unido en Buenos Aires mantiene como directriz anteponer las cuestiones humanitarias por sobre cualquier otra consideración política o de soberanía. En línea con las respuestas que viene brindando la sede diplomática británica en relación con pedidos humanitarios sobre la Guerra de Malvinas, el caso Artuso ya entró en agenda.