Miles de familias jujeñas apegadas a las tradiciones aguardan esta época del año para rendir homenaje a sus difuntos, para lo cual elaboran diversas ofrendas -comidas, bebidas y figuras de masa de pan de variados motivos-, para colocar en un altar que se arma dentro de la casa, y se reza y se canta para pedir por el descanso eterno de las almas.
La creencia popular dice que cada año, a la noche entre el Día de Todos los Santos y el de los Fieles Difuntos que recuerda la Iglesia Católica, las almas de los difuntos vuelven a visitar las casas donde vivieron para saber lo acontecido durante su ausencia, por lo que sus familiares se preparan para recibirlas.
Según el folclorista y maestro rural humahuaqueño Fortunato Ramos, la costumbre "viene desde tiempos inmemoriales" y describe: "Hay un preparativo previo donde la familia se organiza para preparar las ofrendas con harina de pan y con figuras que el lugareño les reconoce a cada una, una explicación, un significado".
"Este año se ha tomado las medidas de precaución personal por la pandemia (del coronavirus) ante posibles aglomeraciones -en cementerios y lugares de oración-, pero la profundidad de las fechas es tal como otros años", afirmó Ramos.
Con varios días de anticipación se elabora la chicha de maíz y de maní, un brebaje que necesita fermentar antes de ser llevado al altar, donde también se coloca recipientes con comidas y otras bebidas que le gustaban al difunto.
Las ofrendas de masa de pan pueden ser dulces o saladas e imitan a las más variadas figuras -palomas, cruces, coronas, escaleras y animales-, además de confituras y postres regionales, siendo la mesa "más copiosa" -según Ramos- cuando el alma es nueva y porque se supone que llegarán muchos vecinos que conocían al difunto para rezar en su honor.
La mesa se cubre de flores el Día de los Santos cuando se coloca las ofrendas, generalmente por la tarde, mientras los familiares y amigos del fallecido rezan hasta la medianoche.
"Concluido con esto, solo queda esperar la venida del alma, del espíritu que, según la creencia, llega para aprovisionarse de alguno de estos elementos mientras todos duermen", relató Ramos.
Al día siguiente continúan las oraciones y los rezos hasta las 12:00, momento en que un padrino o madrina de ceremonia eleva sus plegarias implorando el eterno descanso del alma del difunto, y los demás asistentes ruegan también por su paz eterna.
Tras levantar las ofrendas y de compartir la comida, los deudos se dirigen al cementerio, para colocar las flores en las tumbas de sus muertos.
"El sentido de todo esto es la enseñanza filosófica que es la perpetuación y el recuerdo de los seres queridos", sostuvo el docente y acordeonista.
Como es de práctica, el gobernador Gerardo Morales decretó asueto administrativo y escolar en todo el territorio provincial para este lunes, en virtud que honrar a los Fieles Difuntos, constituye "una tradición profunda y arraigada en el sentimiento y la idiosincrasia de la comunidad jujeña", se lee en los fundamentos de la disposición.