El Ejército israelí bombardeó este martes otra vez la Franja de Gaza y se enfrentó con Hamas, tras afirmar que su ofensiva puso al movimiento islamista palestino “al borde de la disolución”.
Organizaciones humanitarias advirtieron que la zona está desbordándose de enfermedades y hambruna y presionan a Israel para que aumente la protección de los civiles.
Desde Hamas aseguran que hubo enfrentamientos en el centro de Franja, mientras testigos reportaron bombardeos israelíes en el sur del territorio costero de 2,3 millones de personas.
Israel bombardeó la ciudad de Khan Yunis, la más grande del sur de Gaza y actual epicentro de los combates, así como Rafah, fronteriza con Egipto, donde se refugian decenas de miles de palestinos desplazados del norte por los combates.
“Hamas está al borde de la disolución, las Fuerzas de Defensa Israelíes están ocupando sus últimos bastiones”, aseguró el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant.
Los números del conflicto
Unos 80 rehenes fueron liberados el mes pasado en virtud de una tregua de una semana mediada por Qatar, a cambio de la excarcelación de cientos de mujeres y adolescentes palestinos presos en Israel.
Más de 18.00 personas, en su mayoría niños y mujeres, murieron desde el 7 de octubre en bombardeos israelíes en Gaza, y casi 50.000 resultaron heridos. Unos 1,9 millones de palestinos -el 80% de la población del territorio- tuvieron que abandonar sus casas.
Los civiles en Gaza enfrentan una situación “catastrófica”, afirmó ayer el jefe diplomático de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, al comparar la situación del territorio con la de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
Los servicios de salud están devastados y solo 14 de los 36 hospitales de Gaza funcionan, según OCHA, la agencia humanitaria de la ONU.
Ante creciente presión por hacer más por los civiles, Israel anunció el lunes que abriría un puesto de control adicional para inspeccionar los camiones antes de su entrada en Gaza. La medida deberá permitir la llegada de más asistencia al territorio arrasado.