El Papa Francisco se refirió nuevamente al conflicto bélico de Rusia y Ucrania. En esta oportunidad, fue categórico al asegurar que, para él, se declaró “la Tercera Guerra Mundial”. A la vez, pidió pensar cómo contribuir a la paz y “alejarse del patrón normal de que Caperucita Roja era buena y el lobo era malo”. “Los intereses y las raíces son muy complejos”, analizó.
El Sumo Pontífice mantuvo una conversación con los directores de las revistas culturales europeas de la Compañía de Jesús, que fue publicada este martes por La Stampa. En el diálogo, indicó que “quizá, de alguna manera” la guerra entre Rusia y Ucrania “fue provocada o no impedida”.
Asimismo, pidió reflexionar sobre cómo se puede contribuir a la paz. “Hay que alejarse del patrón normal de que Caperucita Roja era buena y el lobo era malo”, dijo.
“Hace unos años se me ocurrió decir que estábamos viviendo una Tercera Guerra Mundial en pedazos. Ahora, para mí, se ha declarado la Tercera Guerra mundial”, señaló acerca del conflicto, que ya lleva cerca de cuatro meses.
“Y este es un aspecto que nos debe hacer reflexionar. ¿Qué le está pasando a la humanidad que ha tenido tres guerras mundiales en un siglo?”, preguntó.
No hay que centrarse en la brutalidad de las tropas
Al ser consultado respecto de las acciones de Rusia en contra de Ucrania, dijo: “Hay que alejarse del patrón normal de que Caperucita Roja era buena y el lobo era malo. Está surgiendo algo global, con elementos muy entrelazados”.
Para Francisco, es un error centrarse sólo en “la brutalidad y ferocidad con que se libra esta guerra por parte de las tropas”, a las que calificó de “generalmente mercenarias, utilizadas por los rusos”. “Es algo monstruoso”, aseveró.
Según su análisis es necesario mirar “todo el drama que se desarrolla detrás de esta guerra, que quizás de alguna manera fue provocada o no impedida”. “Y registro un interés en probar y vender armas. Es muy triste, pero básicamente esto es lo que está en juego”, señaló.
Aclaró que su postura no lo pone del lado de Vladimir Putin. “No lo estoy. Es simplista y erróneo decir tal cosa”, subrayó. “Pero estoy simplemente en contra de reducir la complejidad a la distinción entre el bien y el mal, sin pensar en las raíces y los intereses, que son muy complejos”, enfatizó.