Los principales bancos de Europa lanzaron medidas drásticas esta semana para prepararse ante la escasez energética provocada por la guerra de Rusia con Ucrania.
A medida que Rusia reduce el suministro de gas al continente, distintas entidades financieras están probando cómo pueden hacer frente a los cortes de energía. A su vez, están preparando generadores para que los cajeros automáticos y la banca en línea no se queden a oscuras.
Mientras que el sector se adaptó a los cierres de Covid-19 y al trabajo a distancia, los apagones o racionamientos de energía presentan un reto muy diferente.
La principal preocupación son los efectos en cascada que tienen en la sociedad los fallos en los cajeros automáticos o en las transacciones sin efectivo. Igualmente, las dependencias que los bancos tienen de otros servicios como Internet.
JP Morgan, que emplea a miles de personas en los centros europeos de Londres y Francfort, ha realizado simulaciones de cortes de energía, según dijo a Reuters una fuente ligada al asunto.
De acuerdo a la gravedad, “el banco podría cambiar a generadores diesel que podrían mantener las oficinas clave en funcionamiento durante varios días, dijo la fuente.
El agua caliente también está en la mira
Los bancos también están tomando medidas visibles para reconocer la crisis energética, “como la reducción del espacio de oficinas y la consolidación del personal en menos edificios”.
Al respecto, el Deutsche Bank “ha declarado que está aplicando una serie de medidas de ahorro de energía en sus 1.400 edificios de Alemania, con el fin de ahorrar 4,9 millones de kWh de electricidad al año, lo suficiente para alimentar unas 49.000 bombillas durante una hora”.
El banco “está cerrando el agua corriente caliente en los baños, ajustando la temperatura de los lugares de trabajo, apagando toda la iluminación interior de las sucursales y la publicidad exterior iluminada durante la noche”.