El viernes por la noche, un tornado causó un caos en el poblado de Rolling Fork, en el estado de Mississippi, en el sudeste de los Estados Unidos. La localidad cuenta con apenas 2000 habitantes, de los que fallecieron al menos 25 y decenas resultaron heridos.
Ante el trágico escenario que recuerda a cualquier zona de guerra, las autoridades están organizando las tareas de ayuda a las víctimas, mientras que desde las localidades aledañas fueron llegando los voluntarios.
También la Cruz Roja se encuentra trabajando en el área afectada. Acondicionó una habitación utilizada como enfermería. Hay una ambulancia estacionada en la entrada y por el acceso posterior llegan cajas repletas de barras de cereal o pañales para bebés.
“Estamos tratando de proporcionar a las personas un lugar para pasar la noche con comida y apoyo médico, para que puedan tener dónde descansar porque lo han perdido todo”, dijo John Brown, gerente de la Cruz Roja para Alabama y Mississippi.
Cómo fue la llegada de los voluntarios
“Cuando desperté esta mañana sentí ganas de llorar por la gente de este pueblo porque no creo que hayan tenido mucho tiempo antes de que pasara (el tornado). Había gente comiendo en el restaurante, familias en sus camas”, dice Lauren Hoda, una voluntaria que llegó desde Vicksburg, a unos 70 km de Rolling Fork.
Hoda se encargó de llevar las donaciones recolectadas a Rolling Fork: agua, alimentos, conservas, pañales, toallitas, medicinas, desodorante, pasta dental.
Jon Gebhardt, profesor asistente de ciencia militar en la Universidad de Mississippi, llegó en medio de la noche después del paso del tornado para ayudar a armar el centro de ayuda. “Lloré mucho”, reconoce.
Los vientos atravesaron del oeste al este con velocidad de más de 160 km/h, dejando “daños devastadores” a su paso, según informó el gobernador, Tate Reeves.