A casi tres meses de la muerte de la Reina Isabel II, aseguran que, en el último año de su vida, la monarca habría transitado una enfermedad terminal. Dos meses atrás, su hija, la princesa Ana, había asegurado que la vejez había provocado su deceso.
Según afirmó Gyles Brandreth en su nuevo libro, “Elizabeth: An Intimate Portrait”, ( Elizabeth: Un retrato íntimo, en español), amigo cercano del fallecido príncipe Felipe, la reina de Gran Bretaña a reina luchó contra un “doloroso” cáncer de médula ósea.
“Había escuchado que la reina tenía una forma de mieloma, cáncer de médula ósea, lo que explicaría su cansancio y pérdida de peso y esos ‘problemas de movilidad’ de los que con frecuencia nos hablaron durante el último año de su vida”, escribió Brandreth.
Y explicó: “El síntoma más común del mieloma es el dolor óseo, especialmente en la pelvis y la parte baja de la espalda, y el mieloma múltiple es una enfermedad que suele afectar a los ancianos”.
“Actualmente, no existe una cura conocida, pero el tratamiento, que incluye medicamentos para ayudar a regular el sistema inmunitario y medicamentos que ayudan a prevenir el debilitamiento de los huesos, puede reducir la gravedad de los síntomas y prolongar la supervivencia del paciente en meses o dos o tres años”, indicó.
Cómo fueron los últimos instantes con vida de la reina Isabel II
Al momento de revelar la supuesta causa de muerte de la Reina Isabel II, la princesa Ana contó cómo fueron los últimos minutos de vida de su madre. “Tuve la suerte de compartir las últimas 24 horas de la vida de mi querida madre”, señaló.
Ana fue nombrada como la “informante” de notificar acerca del deceso. Además, estuvo acompañando el ataúd de Isabel II en su viaje desde Balmoral hasta Londres, por Edimburgo.