En mayo del año pasado, cuando el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad todavía estaba a cargo de Elizabeth Gómez Alcorta, el Gobierno presentó un proyecto de Ley para que la licencia para la persona no gestante aumente, progresivamente, de dos días a 90 en los siguientes ocho años, pero no tuvo avance alguno.
Sucede que Argentina cuenta con el peor régimen de licencia de América Latina por nacimiento: solo 48 horas para estar junto a su recién nacido. En la mayoría de los casos, deben pedir juntar sus vacaciones con esos dos días, para armar un período de apenas 16 días.
Ningún parto es igual, tampoco las reacciones de las madres, ni la de los bebés. La recuperación no suele ser tan rápida como cuentan los relatos de maternidad romantizada: las cesáreas, por ejemplo, tienen en el mejor de los casos siete días de dolor. Y no: no siempre las mamás cuentan con familiares o amigas a disposición para no estar solas.
Cuando se habla de que los varones indirectamente -por supuesto- también son víctimas del patriarcado, la licencia por paternidad es un buen ejemplo. Está socialmente aceptado que no sea necesario que estos (o los no gestantes) cuenten con más días para ejercer los primeros cuidados del recién nacido y de la persona gestante, que estará atravesando cambios hormonales, dolores y todo lo que el puerperio conlleva.
Hay varones concientes de la insuficiencia de ese tiempo y que, de a poco, se manifiestan y organizan en pos de cambiar esa realidad, exigiéndole al Estado una respuesta que los respalde en su derecho de estar más tiempo con su familia cuando esta más lo necesita.
Es el caso de la Campaña Paternar, que en un mensaje fijado en Twitter se pregunta: “¿No te parece importante para tu paternidad tener una licencia de más de dos días? La extensión de las licencias paternas es una necesidad para que todas las personas podamos cuidar en igualdad”.
Cómo son las licencias en la región
Argentina, Guatemala y República Dominicana son los países que menos días de licencia otorgan: apenas dos. En Bolivia, Panamá y El Salvador son tres días.
Perú otorga una licencia de cuatro días. En Chile, Brasil, Nicaragua y México los padres gozan de cinco días.
Colombia ofrece ocho días de licencia, mientras Ecuador brinda diez días y Uruguay, 13. Paraguay y Venezuela otorgan 14 días.
Cómo es en Europa
La mayoría de los países europeos tienen licencias de 10 a 15 días por paternidad. En los países nórdicos como Islandia y Eslovenia son 90 días; y en Suecia, 70.
En Noruega, por su lado, hay dos semanas pero, además, existen convenios de trabajo que permiten ampliar los permisos por 14 semanas más. En 2019, España amplió las licencias progresivamente: a ocho semanas, luego a 12 y, por último, a 16.
Por su lado, Finlandia cambió las leyes para un regimen ejemplar: tanto la madre como el padre tienen la misma extensión. En total, cada familia recibirá cerca de 13 meses de licencia. Cada uno podrá tomarse 164 días, 69 de los cuales serán transferibles al otro progenitor. Además, en caso de monoparentalidad pueden pedir la licencia de dos padres.
Con el avance de la lucha por la igualdad de derechos y obligaciones entre hombres y mujeres, llega el momento de desnaturalizar que el cuidado del recién nacido solo debe correr por cuenta de las personas gestantes.