Cuando una pareja se une en matrimonio, lo hace con la esperanza de que la relación perdure para siempre. Sin embargo, la realidad muestra que muchas relaciones terminan en divorcio debido a una serie de factores que afectan la convivencia y el compromiso.
Un estudio realizado en 2013 por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos identificó tres causas principales que llevan a la separación: la falta de compromiso, la infidelidad y los conflictos constantes. Si bien estos factores pueden parecer inevitables, los expertos aseguran que es posible manejarlos si se detectan y trabajan a tiempo.
Falta de compromiso: el desafío de mantenerse unidos
La falta de compromiso es la principal razón detrás de muchas rupturas. Según el psicólogo clínico Óscar Castillero, el compromiso implica esfuerzo, perseverancia y responsabilidad, lo que puede resultar abrumador para algunas personas.
Ann Gold Buscho, especialista en psicología, relata el caso de una pareja que enfrentó este problema. “Jaqueline y Miguel, casados por 15 años, se distanciaron gradualmente debido a la falta de atención en su relación. Aunque Jaqueline buscó terapia de pareja, Miguel no creyó necesaria la intervención profesional. Eventualmente, la falta de acción llevó a la separación”, explica la experta.

Infidelidad: una prueba difícil de superar
La infidelidad es otra de las razones más comunes detrás del divorcio. Buscho señala que “muchas parejas deciden separarse inmediatamente después de una traición, ya que el daño emocional es profundo”. No obstante, también indica que algunas relaciones pueden superar la crisis si ambas partes están dispuestas a reconstruir la confianza.
Para enfrentar una infidelidad, la psicóloga Marissa Glover sugiere que la persona afectada exprese sus emociones, tome un tiempo para reflexionar y evalúe si es posible perdonar. En algunos casos, la terapia de pareja puede ser clave para entender las razones del engaño y encontrar soluciones.
Conflictos y discusiones: cuando el diálogo se rompe
Las discusiones constantes y la falta de comunicación también deterioran las relaciones. Buscho menciona que “algunas parejas intentan resolver sus problemas cuando ya es demasiado tarde”. Un ejemplo es el caso de Pablo y Raquel, quienes tras 20 años de matrimonio y múltiples conflictos, no lograron cambiar su dinámica y terminaron separándose.
Los especialistas recomiendan abordar los problemas desde el inicio y buscar ayuda profesional si las diferencias comienzan a afectar la convivencia. Un enfoque basado en la comunicación y la comprensión mutua puede marcar la diferencia entre una crisis pasajera y una ruptura definitiva.
