Cada año, miles de niños y niñas de cuarto grado realizan la “promesa a la bandera”, antes llamada “jura”, un ritual implementado para poner de manifiesto la “lealtad a los valores que representa” nuestro pabellón nacional.
En las primeras décadas del siglo XX, las instituciones educativas pasaron a ser parte de la experiencia de la mayoría de los niños que vivía en la Argentina.
Para ese entonces, la población escolar se duplicó y llegó a estar conformada por el 70% de los niños entre los 6 y 13 años. Con ese avance, también llegaron las primeras críticas y balances sobre el funcionamiento del sistema educativo.
En ese sentido, José María Ramos Mejía, quien fue presidente del Consejo Nacional de Educación de 1908 a 1913, planteó que las escuelas argentinas “no cumplían su tarea de garantizar la integración de las masas inmigrantes a la cultura nacional”.
Para corregir este particular, propuso establecer un programa de acción para “profundizar los contenidos patrióticos y nacionalistas”, dando lugar a una concepción de la “identidad nacional homogeneizadora”.
En ese marco, en 1909 se instauró la ceremonia de la Jura a la Bandera Nacional Argentina para los niños que ingresaban por primera vez a la escuela.
Más tarde, se cambió el término jura a promesa, pero siempre se mantuvo como uno de los rituales de sentimiento patriótico más esperado. Se realiza en torno al 20 de junio y suele ser un momento muy ansiado de la edad escolar, tanto por padres como por alumnos.
Qué dice el texto de promesa a la Bandera
El texto oficial, que es leído por docentes o directivos de las escuelas en los actos que se realizan en conmemoración del fallecimiento de Manuel Belgrano, reza:
“Esta es la bandera que creó Manuel Belgrano en los albores de nuestra libertad, simboliza la República Argentina, nuestra Patria. Es el símbolo de los valores de los que fundaron la nacionalidad defendieron y promovieron con sus luchas y sus sacrificios, triunfos y derrotas. Esos valores son los de la libertad, la tolerancia, la justicia, la igualdad, la paz y la solidaridad.
Alumnos: es el símbolo de nuestra libre soberanía, que hace sagrados a los hombres y mujeres y a todos los pueblos del mundo. Convoca el ejercicio de nuestros deberes y nuestros derechos, a respetar las leyes y las instituciones. Es la expresión de nuestra historia forjada con la esperanza y el esfuerzo de millones de hombre y mujeres los que nacieron en nuestra tierra y los que vinieron a poblarla al amparo de nuestra bandera y nuestra Constitución.
Representa nuestra tierra y nuestros mares, nuestros ríos y bosques, nuestros llanos y montañas; el esfuerzo de sus habitantes, sus sueños y realizaciones. Simboliza nuestro presente, en el que día a día debemos construir la democracia que nos ennoblece y conquistar el conocimiento que nos libera; y nuestro futuro, el de nuestros hijos y el de las sucesivas generaciones de argentinos.
Alumnos: ¿prometen defenderla, respetarla y amarla, con fraterna tolerancia y respeto, estudiando con firme voluntad, comprometiéndose a ser ciudadanos libres y justos, aceptando solidariamente en sus diferencias a todos los que pueblan nuestros suelo y transmitiendo, en todos y cada uno de nuestros actos sus valores permanentes e irrenunciables?”
Los alumnos, por su parte, responden un enfático: “Sí, prometo”.