Científicos de una compañía australiana presentaron en Amsterdam una albóndiga de carne de mamut lanudo, una especie extinguida, cultivada en laboratorio, y afirmaron que “esta incursión en el pasado abre el camino a los alimentos del futuro”.
El “producto”, fabricado por la firma australiana de carne cultivada “Vow”, a partir de células, se expuso bajo una campana de cristal del “Science Center Nemo”, un museo localizado en la capital de Países Bajos.
Las biopsias de animales de la empresa se utilizan en un cultivador con la ayuda de un medio denso en nutrientes, método que le permite a la empresa ahorrar recursos naturales.
“Escogimos la carne del ‘mamut lanudo’ porque es un símbolo de pérdida, extinguido por los cambios climáticos anteriores”, explicó a la agencia de noticias AFP Tim Noakesmith, cofundador de Vow.
“Nos enfrentamos a un destino similar si no hacemos las cosas de forma muy distinta, como por ejemplo cambiar las prácticas de la agricultura a gran escala y nuestra forma de comer”, añadió.
¿Se puede comer la albóndiga de carne de mamut lanudo?
Pero esta “carne paquidérmica” no está lista para ser consumida: esta proteína con miles de años “debe pasar pruebas de seguridad, antes de ser ingerida por los seres humanos de la actualidad”, aseguró.
Cultivada durante varias semanas, la albóndiga fue creada por científicos que identificaron, previamente, la secuencia de ADN de la “mioglobina del mamut”, la proteína que da el sabor a la carne.
La secuencia, fue completada con “genes del elefante africano”, el pariente vivo más cercano de este paquidérmico ancestral, e introducida en células de cordero, con ayuda de una carga eléctrica.
Con sede en Sídney, una de las ciudades más grandes de Australia,, la empresa Vow no quiere impedir a la gente que coma carne, sino “darles algo mejor”, “Escogimos hacer una albóndiga de carne de mamut para atraer la atención, el futuro de la alimentación puede ser mejor y más sostenible”, dijo Noakesmith, quien se define como “vegetariano frustrado”.
“No voy a comerla todavía porque no vimos esta proteína desde hace 4.000 años”, declaró por su parte Ernst Wolvetang, del Instituto Australiano de Bioingeniería de la Universidad de Queensland, que colaboró con Vow. “Después de la prueba de seguridad, estaré realmente curioso de ver a qué se parece”, añadió.