La vuelta a clases viene acompañada de una alerta roja: el Servicio Meteorológico Nacional registró la temperatura promedio más alta de la historia del país durante este verano.
Estudiantes y docentes se reencuentran en las aulas y cuentan que el calor dificulta el normal dictado de clases. Los jóvenes sufren dolores de cabeza y llegan a deshidratarse. La sensación térmica en las aulas ronda los 40 grados porque no están acondicionadas: faltan ventiladores y los que hay no dan abasto.
Lucia Rinaldi es estudiante de tercer año de la Escuela Superior de Educación Artística en Artes Visuales Rogelio Yrurtia. Este jueves convocaron a una reunión desde el Centro de Estudiantes para debatir la realidad que estan viviendo.
“Estamos diez o doce horas adentro del colegio porque tenemos doble turno y no estamos pudiendo estudiar por las malas condiciones en la que se encuentra la escuela”, explica y agrega: “La estructura del colegio hace que sea un foco de calor, llevamos agua congelada en botellas y a las dos horas es agua caliente”.
“A muchos chicos les está bajando la presión, se sienten mal y algunos se desmayan. Tienen golpes de calor, se deshidratan. Esto no es sano y no podemos pensar así. Estamos yendo al colegio, pero no podemos estudiar. Vamos a exponernos a golpes de calor”, afirma la estudiante.
Las aulas de la escuela pública
Lucia cuenta que si bien en algunas aulas tienen ventiladores estos “funcionan muy poco y son muy débiles”.
“El sistema eléctrico del edificio es tan precario, que no podemos conectar cosas que necesitamos para aprender en ‘taller’ porque salta la térmica y nos quedamos sin luz”, explica mientras nos cuenta que ese edificio tiene cinco años desde su inaguración.
Los estudiantes y docentes del Yrurtia denuncia que además tienen problemas con las cloacas. “El subsuelo y planta baja se inundan de aguas negras y ahí tenemos clase, al lado de los desechos”, afirma invitándonos a imaginar esa situación con 37 grados de calor.
“Muchos baños están clausurados y tenemos problemas con conexion de cañerias. No hay papel, ni jabón”, denuncia.
Los elementos básicos para garantizar condiciones salubres en la escuelas no estarían siendo garantizados: poder tener una correcta higiene, agua potable para hidratarse y un correcto acondicionamiento de las aulas para refrescar los espacios.
“Estamos pidiendo que pongan bebederos en la escuelas”, afirman desde el Centro de Estudiantes.
Pablo Francisco, secretario de la Comisión de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (CYMAT) relevó la situación que atraviesa la educación pública en la Ciudad de Buenos Aires. “Hasta ahora relevamos más de 50 edificios escolares y proyectamos que son alrededor de 450 escuelas de la ciudad que tienen problemas de ventilación, esto representa más del 50% de las instituciones educativas”, afirmó.