Las expectativas de inflación para fines de 2023 se dispararon a 126,4%, 16 puntos más que la última medición, lo que resulta un pronóstico desfavorable para el Gobierno de cara a la campaña electoral próxima a iniciarse.
La estimación corresponde al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central (BCRA) en base a pronósticos de 24 consultoras locales e internacionales y 14 entidades financieras.
La recolección de datos se realizó entre el 26 y 28 de abril, con lo cual el cálculo captó el efecto de la fuerte suba del dólar blue que llegó a rozar los $ 500 durante los días previos y provocó una estampida en los precios.
Para el mercado, la inflación de abril fue de 7,5% levemente por debajo del 7,7% que se registró en marzo.
En el derrotero de los próximos meses, la encuesta revela que la inflación se mantendrá en torno al 7%.
En la evaluación para los próximos 12 meses, la inflación esperada trepa a 146,5%. En tanto, para 2024 la suba de precios sería de 107,5% y para 2025 descendería a 55,5%, siempre de acuerdo al estudio que organiza el Central.
Por su parte, la inflación núcleo –que despeja los factores estacionales- sería de 7,4% en abril y mayo.
Estas proyecciones dejan como conclusión adicional que el BCRA deberá continuar monitoreando al día la evolución de los precios porque no podrá relajar la tasa de interés de 91% actual.
Los cálculos de los especialistas dejan al Gobierno mal parado de cara al proceso electoral, ya que estos niveles de inflación provocarán un deterioro de magnitud en el poder adquisitivo de los salarios.
Por otra parte, aborta la intención del Ministerio de Economía de que las paritarias tuvieran aumentos acotados que no reciclaran el proceso inflacionario.
En lo que respecta a la actividad económica, los analistas esperan una caída de la actividad de 3,1%, un 0,5 puntos más que el mes anterior.
Ante este panorama inflacionario, las empresas alimenticias quieren renegociar el acuerdo de “Precios Justos” porque no están dispuestas a cumplir la pauta de 3,2% dispuesta para este mes.
Las conversaciones se vienen llevando adelante desde varios días y al Gobierno se le fue la primera semana de mayo sin poder anunciar el nuevo pacto.
A principios de marzo, ante los malos datos del primer bimestre, la Secretaría de Comercio se apuró en abrochar un acuerdo hasta junio con aumentos mensuales de 3,2%, pero la inflación lo sepultó.
Ante la dinámica que estaban tomando los precios, las empresas fueron expresando su inquietud a medida que pasaban las semanas y en los últimos días fueron a lo concreto: el porcentaje de aumento es incumplible.
En este escenario, la dependencia a cargo de Matías Tombolini, avanzó en negociaciones con la idea de aceptar un 5% de alza en el mes, dividido en un 3,8% en el arranque y 1,2% en la segunda quincena.
La intención, que se hizo circular con insistencia en las últimas horas, finalmente no llegó a cerrarse y superado el primer tercio del mes no hay una definición concreta.
Desde el sector supermercadista esperan la resolución sin ocultar su preocupación.
“Nosotros no somos formadores de precios. Nos dan las listas y nosotros vendemos”, repiten cada vez que se les consulta por la vida de “Precios Justos”. Además, ya experimentaron que son los que ponen directamente la cara con los clientes y reciben las críticas.
Pero en lo cotidiano se observa como las góndolas destinadas a los productos de precios congelados se vacían y no hay reposición. Y en el caso de las carnes, la calidad de la oferta es bajísima.
El segundo aspecto del programa sobre el que no hay una solución definitiva es sobre los comercios de proximidad. En anteriores oportunidades se procuró armar propuestas para los locales de la “comunidad oriental”, pequeños autoservicios barriales, y almacenes, pero todas esas iniciativas fracasaron.
En la Secretaría de Comercio admiten que si no se le da capilaridad al programa llegando a más puntos de venta y acercándose a los sectores de menores recursos no habrá alivio para los bolsillos.
En este escenario, los primeros datos de mayo no son para nada alentadores.
Una consultora privada que se especializa en medir aumentos en los alimentos determinó que en las últimas cuatro semanas la inflación “punta a punta” fue de 8,1%.
Este ritmo sería incluso superior al que comunicará el INDEC para abril el próximo viernes.