En su primer día de actividad como candidato a presidente de Unión por la Patria (UP), el ministro de Economía, Sergio Massa, instruyó a su equipo para que se baje un discurso de “gestión”, le hizo un guiño al campo y desplegó una agenda con perfil internacional al firmar acuerdos por la deuda con el Club de París y reunirse con diplomáticos alemanes.
El jefe del Palacio de Hacienda convocó a sus colaboradores al Palacio de Hacienda a las 8.30 y a medida que iban ingresando al edificio y eran interpelados por los periodistas que los aguardaban en las escalinatas recitaban como un dogma: “Se trabajó todo el fin de semana y el ministro nos dijo que ahora hay que fortalecer la gestión”.
Así pasaron los secretarios de Agricultura, Juan José Bahillo; de Finanzas, Eduardo Setti, y la secretaría de Energía, Flavia Royón, que fueron los primeros voceros de los pedidos del ministro.
En medio de declaraciones que buscaban instalar la idea “del equipo trabajando” a Bahillo se le soltó una frase que abrió cierta polémica por la oportunidad: “No podemos resentir los ingresos de las cuentas del Estado. Me ha pedido (por Massa) que esperemos para avanzar en este análisis, pero está dispuesto a analizar una propuesta”, dijo el funcionario al ser consultado sobre qué puede suceder con las retenciones en un eventual gobierno de Massa.
Aunque dentro del contexto que significan las declaraciones de campaña, la frase fue interpretada como un guiño al campo sobre uno de los temas más controvertidos de la política macroeconómica.
Al terminar la reunión, el viceministro Gabriel Rubinstein fue el encargado de bajar desde el 5° piso hasta la puerta de la calle Yrigoyen para informar sobre el contenido, aunque sin apartarse del discurso preestablecido.
Rubinstein reiteró el pedido de acción por parte de Massa y apremiado por el calendario, aseguró que confía “en llegar a un acuerdo con el FMI en el transcurso de esta semana”. Incluso se animó a decir que el ministro daría una conferencia de prensa para dar detalles en los próximos días.
En rigor, tanto a Rubinstein como a los demás integrantes del equipo negociador se les acaba el tiempo: el viernes vence la prórroga que le concedió el FMI para el pago de U$S 2.700 millones que debían haberse abonado la semana pasada.
“Vamos a viajar cuando esté todo cerrado”, había el secretario Setti ante de ingresar al encuentro, en señal de que aún restan despejar diferencias.
Luego de la reunión con sus colaboradores, Massa firmó tres nuevos acuerdos en el marco de la renegociación con el Club de París.
El ministro suscribió los contratos con España, Francia y Suecia y de esta forma cerró con 15 de los 16 acreedores que integran esa institución. Solo falta el plan con Japón, que impone una burocracia distinta, según señaló el propio Rubinstein.
Si bien la renegociación se encara con el Club de París como institución, luego se realizan acuerdos bilaterales para que las condiciones pactadas se plasmen según la deuda que se mantenga con cada país miembro.
El Club de París es una organización de países acreedores donde básicamente se agrupan agencias gubernamentales, organismos públicos y determinadas empresas que utilizan la influencia regional cuando se trata de recuperar créditos. Cabe aclarar que no son deudas contraídas de Estado a Estado.
Estos acuerdos se dan en el marco del convenio alcanzado en octubre de 2022 por el cual se reprogramaron el 100% de los montos adeudados mediante pagos a realizarse durante trece semestres consecutivos hasta finalizar en 2028.
La condición para que sigan vigente es que la Argentina mantenga vivo su acuerdo con el FMI.
Acto seguido, Massa recibió al embajador de la República Federal Alemana, Ulrich Sante, quien termina su misión en nuestro país, con quien repasó temas inherentes a la agenda bilateral.
Mercados, con buen semblante
La postulación de Massa fue recibida con tranquilidad por el mercado financiero. El dólar “blue” cedió a $ 493, mientras que las opciones bursátiles se movieron en forma mixta con una caída del MEP a $ 480,2, mientras que el Contado con Liquidación subió a $ 490,1.
Pese a los rumores sobre el nivel de devaluación que exige el FMI para cerrar el acuerdo, el Banco Central depreció la cotización del peso contra el dólar 0,37% y la ubicó en $ 266.93. A su vez, el mayorista avanzó a $ 254.70.
La mejor reacción se vio en las acciones y bonos. El Merval mostró un alza de 3%, con acciones muy destacadas como las de Edenor que tuvo un avance de 12,6% y BYMA que subió 8%.
Los bonos se sumaron al festejo y el AL30 (utilizado para las conversiones en dólares) tuvo saltos superiores a 6% tanto en la cotización en pesos como en dólares. Un comportamiento similar tuvo el GD30.
El Central también se sumó al viento de cola y adquirió U$S 11 millones, recortando la pérdida del mes a U$S 535 millones.
En consecuencia, el mercado financiero absorbió de buen modo la noticia del ascenso del ministro, pero ahora vendrá el tramo más exigente cuando Massa comience a tomar medidas en medio de la campaña y con el acuerdo con el FMI como severo compromiso a cumplir.