A contramano de lo que expresa el discurso político de un amplio sector del oficialismo nacional, el ministro de Economía, Sergio Massa, aplicó en los últimos meses un fuerte ajuste en jubilaciones, pensiones, y planes sociales con el fin de compensar la caída de ingresos fiscales a causa de la sequía y cumplir con la meta de déficit que pretende el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pese a este escenario, las cuentas públicas registraron en mayo un déficit primario (sin computar pagos de intereses de deuda) de $247.650 millones, acumulando en cinco meses un rojo de $1.2 billón. En el segundo trimestre el desvío admitido era de $1,1 billón.
En consecuencia, ni tan siquiera pasando la tijera sobre sectores sensibles, lo cual está en las antípodas del pensamiento de un sector del oficialismo, el ministerio de Economía pudo acercarse a las pautas comprometidas.
Esta abultada diferencia es la que mantiene trabadas las negociaciones con el FMI, ya que la reformulación del programa deberá ser tan amplia que obliga a reescribirlo prácticamente por completo.
Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) precisó que en mayo el déficit primario bajó un 39,6% en términos reales respecto a igual mes de 2022. Esto quiere decir que estuvo casi 40 puntos por debajo de la inflación.
Este resultado fue consecuencia de que los ingresos totales nacionales cayeron un 1,9% en forma interanual real y el gasto primario descendió un 7,5% también de manera interanual.
Cuando se analiza el desglose de los distintos ítems que conforman el gasto primario, se observa que Massa hizo foco en los componentes mayoritarios: jubilaciones, pensiones y planes sociales.
El IARAF detalló en mayo la poda en planes sociales fue de 41,4%, mientras que las asignaciones cayeron 36,8% y las jubilaciones y pensiones 10,2% (el trabajo aclara que en el caso de jubilaciones y pensiones no incluye los bonos compensatorios que amortiguarían esta caída).
De esta forma, Massa le hace un guiño al FMI que siempre observó en el gasto social uno de los principales desequilibrios de la economía argentina, en particular la que se realiza sobre la clase pasiva.
Cuando se analiza la película en forma más amplia, en los primeros cinco meses del año el perfil del recorte es similar.
El trabajo de IARAF mostró que desde enero la reducción real del gasto público es de 6,8%, con marcadas disminuciones en Asignaciones Familiares y por Hijo (41,5%), Asignación Universal (12,7%) y jubilaciones (7,8%).
En el caso de las provincias, Massa aplicó un sentido más pragmático: la reducción de las transferencias corrientes (para atender obligaciones recurrentes) las compensó con un aumento de las transferencias de capital que pueden destinarse a gastos puntuales, como por ejemplo obra pública. De esta forma les dio oxígeno financiero a los gobernadores ante el año electoral.
En mayo las transferencias corrientes cayeron 29,4%, mientras que las de capital aumentaron 64,5%; o sea, más dinero para aplicar en forma discrecional.
Cuando se miran los cinco meses, las transferencias corrientes cayeron 25,4% y las de capital aumentaron 40,8%.
Otro de los aspectos del gasto que atacó Massa, también por exigencia del FMI, fueron los subsidios.
El informe del instituto detalló que en los primeros cinco meses del año, las compensaciones al transporte se redujeron 26,6% y a la energía 21,3%.
El ordenamiento de la situación macroeconómica a partir de reducir el déficit y el gasto público es uno de los objetivos que se puso Massa desde que asumió la gestión.
IARAF precisó que “sin contar el aumento del mes de enero de 2023, el gasto primario lleva cayendo en términos reales 10 meses consecutivos”, en coincidencia con el período de gestión del actual ministro de Economía.
Sigue la sangría de reservas
Si bien resulta insuficiente a raíz de la caída de ingresos por la sequía, la tendencia en la reducción del gasto es una carta que Massa puede esgrimir como gesto de su voluntad de poner en caja las cuentas de la Argentina.
Sin embargo, aun el FMI no se pronuncia sobre la negociación y se acentúa la incertidumbre mientras siguen menguando las reservas del Banco Central.
En la rueda de este viernes, la autoridad monetaria vendió U$S 125 millones a causa de acumulación de pagos por importaciones de energía.
De esta forma, en el mes se acumularon ventas por U$S 545 millones y en el año ya se perdieron U$S 2.700 millones.