El Gobierno nacional descartó la posibilidad de ofrecer un nuevo “dólar soja” como forma de incentivar la liquidación temprana de la nueva cosecha, que según recientes estimaciones alcanzaría a los 50 millones de toneladas a partir de un mejor panorama generado por las últimas lluvias.
Fuentes del Ministerio de Economía señalaron a este medio que “es falsa y sin sentido” la versión acerca de la implementación de un nuevo tipo de cambio, similar al que implementó la anterior administración, orientado a tentar a los exportadores de soja.
Este resulta un nuevo round en la pulseada que el mercado mantiene con el Palacio de Hacienda y el Banco Central por el valor del dólar en los próximos meses.
El jefe del Palacio de Hacienda, Luis Caputo, y el titular del BCRA, Santiago Bausili, sostienen que se mantendrá la política de devaluaciones mensuales al 2% que fue anunciada en diciembre.
Pero los analistas entienden que de no haber modificaciones se generará un peligroso atraso en el tipo de cambio. Este escenario llevaría a una retención de la producción por parte de los exportadores.
“El éxito de la estrategia cambiaria del Gobierno depende de la liquidación de divisas proveniente de la cosecha gruesa”, remarcó un reciente informe de la consultora Ecolatina. En esa línea subrayó que “sin incentivos no hay liquidación, pero la cuestión pasa por las expectativas”.
“Si bien los exportadores tendrían incentivos a liquidar frente a la continua caída en los precios internacionales, el spread entre la tasa de interés y el crawling peg y alguna modificación adicional que pudiera implementar el Gobierno, el esquema se considerará sostenible siempre y cuando los tenedores de los granos no perciban que puede ocurrir un nuevo salto discreto del tipo de cambio oficial en el corto plazo”, conjeturó el trabajo.
Ecolatina advirtió que “frente a una expectativa de devaluación en el corto plazo, no hay incentivo que sea suficiente” y en consecuencia reafirmó que “resulta imprescindible implementar medidas que acoten esa expectativa”.
A este tipo de evaluaciones que se suceden en distintos informes, el Palacio de Hacienda intenta contrarrestarlos con medidas que confirmen el foco de sus decisiones, además de negar ante cualquier consulta la opción de un salto abrupto del tipo de cambio.
En “la diaria” lo que el mercado mira con atención es la tasa de devaluación que define jornada tras jornadas Bausili para descifrar si se corre del 2% mensual prometido.
Hasta el momento no hay señales de cambio. Llegando a mitad de marzo, la cotización oficial mayorista es de $ 850 lo que da una variación de 0,92% contra el $ 842,2 con el que se inició el período.
Una medida de lo que están mirando los inversores es lo que sucede con los mercados de futuro. A fin de marzo el dólar se pactó a $ 866, a fin de abril a $ 914 y al cierre de mayo a $ 977. En esta última cotización se ve un salto de 7%, señal de que el quinto mes del año puede ser el que marque un quiebre.
Qué pasa con la soja
Frente a esta puja en el sector financiero, la economía real, en este caso representada por el sector agrícola, debe tomar decisiones que pueden inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
En las últimas horas la Bolsa de Comercio de Rosario elevó su estimación de producción de soja para esta campaña a 50 millones de toneladas, lo que implica un incremento de 500.000 toneladas respecto a la última evaluación.
Este repunte fue posible a partir de las lluvias que se vienen produciendo desde hace varias semanas en las zonas más productivas del país.
El trabajo indicó que en Córdoba hubo un incremento en la producción de 0,9 qq/ha, alcanzando a 32,2 qq/ha.
El dato es clave porque despeja algunos fantasmas que se habían instalado a principios de año por la falta de agua en algunas regiones.
De no mediar ninguna anomalía este nivel de cosecha de soja aportaría unos US$ 20.000 millones. También hay un buen aporte del maíz, cuya producción llegaría a las 57 millones de toneladas y sumaría otros US$ 11.000 millones.
Si bien el precio de la soja muestra una tendencia bajista en las últimas semanas, la mejora en la producción lo compensaría para sostener el nivel de ingresos proyectados.
Pero todo depende de cuan convencidos estén del valor del dólar que recibirán. Tal vez en la intención de mejorar los incentivos, el Gobierno dispuso la baja de la tasa de interés para forzar un alza del tipo de cambio ante rendimiento negativos contra la inflación.
Por el momento este objetivo no se estaría alcanzando, dado que el blue apenas rebotó hasta $ 1.025, mientras que el MEP quedó en $ 1.020 y el Contado con Liquidación en $ 1.057.