Julio de 2021. El legislador porteño Roberto García Moritán pronostica que para fin de año el dólar blue iba a estar en 400 pesos. Por ese entonces, cotizaba a 185 pesos, por lo que el pronóstico de García Moritán implicaba que en apenas medio año debía escalar 116%.
Eso finalmente ocurrió esta semana. El propio legislador se jactó de su acierto y hasta aseguró en sus redes que el blue seguirá subiendo. Chocolate por la noticia.
Lo primero a señalar es que el pronóstico del legislador porteño se cumplió en 21 meses y no en seis.
En esos 21 meses, hay productos que subieron mucho más de lo que se movió el dólar, que al fin y al cabo, es un bien más de la economía cuyo precio también está determinado por oferta y demanda.
Por ejemplo, el kilo de asado pasó de $ 679 a $ 1.769 en el período, lo que significa una variación de 160%. O el litro y medio de aceite, que saltó 251%, de $ 252 a $ 886. Incluso la variación del 116% del blue está por debajo del índice general de precios, que en esos 21 meses avanzó 170%.
Lo segundo a señalar tiene que ver con la nominalidad. En redes, al legislador porteño lo acusaban de ser “presa de la nominalidad”, algo muy propio de tiempos altamente inflacionarios: nos quedamos apegados al número literal sin tener en cuenta que otros precios de la economía se han movido tanto o más rápido que ese número. Ergo, los 400 pesos de 2021 eran escandalosos porque la inflación entonces “viajaba” al 51,8% interanual. En julio de ese año el IPC arrojó 3%.
En estos 21 meses le hemos agregado varios ceros a los precios, la inflación mensual roza el 8% y estamos en una interanual del 104%. “Si ajustamos el dólar por inflación, al momento de tal declaración, es un dólar hoy de $ 1.082″, señala Salvador Vitelli, analista financiero en Roman Group.
Es más, los $ 400 del blue en la semana son el récord nominal, es decir, nunca cotizó un número tan alto, pero no es el más alto en términos reales. Eso se dio en octubre del 2020, cuando llegó a 195 pesos, que equivaldrían a $733 de ahora.
El tercer punto a considerar es que si bien el dólar es un bien más de la economía, cuyo precio depende de la oferta y demanda, no es cualquier bien. Es una moneda que cumple las tres funciones de la moneda: actúa como unidad de cuenta (tenemos cada vez más precios expresados en dólares y no en pesos), es medio de pago (hay operaciones en la Argentina que se pactan en billetes verdes) y es también reserva de valor, quizá el punto más codiciado por los argentinos, que prefieren refugiar ahí sus ahorros.
Además, es un bien tan demandado en el país que se ha tornado escaso, pese a que en el 2022 alcanzamos un récord de exportaciones, la fuente genuina para conseguir los dólares.
Por eso es que conviven en el mundo-dólar dos cotizaciones diferentes: una oficial, con intervención absoluta del Banco Central y del Ejecutivo, que determinan quiénes, cuándo y cómo operan en el mercado de divisas y una no oficial, que es adonde van los que requieren dólares pero no son abastecidos por el Banco Central.
El oficial, sin dudas, está requete barato: en julio de 2021 el mayorista cotizaba a $131,27 y ahora está en $215,10: subió apenas 64%.
Pero un blue a $400, ¿es poco o mucho? ¿Está caro o barato?
¿Caro o barato?
La respuesta no es fácil ni lineal. En general, los economistas coinciden en que está caro en relación a la película pero barato si miramos sólo la foto. “Si uno mira el promedio del blue de todas las gestiones a partir de Néstor Kirchner hasta aquí, todo medido a pesos de hoy, el promedio da 372 pesos, por lo que estaríamos algo por encima del promedio”, dice Vitelli. Pero si lo miramos sólo en la gestión de Alberto Fernández, a pesos de hoy, el promedio arroja 460 pesos, “por lo que estamos 60 pesos por debajo del promedio”, remarca.
Fernando Marengo pone la mirada sobre la brecha, suponiendo que se mantiene en los niveles actuales. Un 85% de inflación de acá a fin de año implicaría un dólar oficial de $ 385-390. “Suponiendo que la brecha se mantenga, estamos hablando de $ 770 de compra con liquidación. Si la economía va a ese ritmo de inflación, la nominalidad te va generando que todas las variables vayan a ese ritmo”, agrega. Si el blue también siguiera la inflación (con contar efectos adicionales, como las elecciones) también debería estar en 750-800 a fin de año.
Hay que agregar en ese punto otro condimento, que tiene que ver con el retraso de los salarios. Si los ingresos siguen perdiendo contra la inflación y el blue se mueve igual o más que los precios, comprar dólares blue a fin de año será más difícil que comprarlos ahora. Ergo, para algunos al menos, hoy el blue estaría menos inalcanzable de lo que estará a fin de año.
“El dólar en abril del año pasado valía alrededor de 200 y hoy vale 400, el doble, con lo cual está yendo absolutamente en línea con los precios”, dice Andrés Borenstein, de la consultora Econviews.
“Para mí es un valor caro desde una perspectiva histórica: no es caro pensando que en julio del año pasado ajustado por inflación valía muchísimo más, al igual que en octubre del 2020. Pero la verdad es que con los problemas que tiene Argentina -sequía, restricciones a las importaciones, líos políticos- creo que ni siquiera es caro con esa mirada de corto plazo”, dice.
En esa foto coincide Vitelli: “Si se siguen tomando las mismas medidas, es un dólar que en definitiva luce atrasado y que ha ido por debajo de la inflación. Obviamente que depende de en qué momento se compró y demás, pero en el promedio fue perdiendo. Ahora, si se anclan las expectativas y se toma un mejor rumbo del país, puede resultar competitivo”.