Mirá el video del capítulo Puente del Inca de la miniserie Historias y leyendas de los pueblos de Argentina
Declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el Puente del Inca es un monumento natural ubicado al pie del cerro Aconcagua, a una altitud de 2700 msnm, a 183 kilómetros de la Ciudad de Mendoza y a 20 kilómetros del cruce con Chile. Adyacente a la localidad que lleva su nombre, esta zona natural protegida está emplazada sobre la Cordillera de los Andes y entre los cerros Banderita Norte y Banderita Sur.
Hasta 1965, funcionó allí el Hotel Puente del Inca, un emblema de la provincia que se construyó junto con el ferrocarril a principios de la década del ’90. El ostentoso hospedaje estaba limitado a un grupo selecto de la población, perteneciente a la clase alta de la sociedad, que se subía al tren de pasajeros en Buenos Aires y descendía directamente en este centro turístico mendocino.
"Las habitaciones del edificio se conectaban con los baños termales por medio de un túnel, que les daba a los huéspedes un acceso y confort exclusivo. Se trató de un hotel de lujo, teniendo en cuenta los escasos desarrollos tecnológicos de la época y el exclusivo sitio en donde se levantó la construcción", señala el guardaparque Martín García, al tiempo que destaca que diariamente reciben entre 1500 y 2000 viajeros.
Atraídos por su tranquilidad, su clima y su paisaje, los visitantes llegaban en búsqueda de las propiedades curativas del cauce que surcaba el puente. "Los lugareños saben lo bueno que es sumergirse en estos baños termales. Todos concuerdan en un punto: consideran que bañarse en sus aguas da una sensación de renovación inmediata y placentera a quienes acuden a ellas fatigados y abrumados", dice Pedro Coronel, encargado de logística en el parque Los Puquios.
"La energía que transmiten sus piedras y la pureza que emerge del río generan una experiencia muy bonita", añade el artesano Julio César, a lo que Roberto, encargado del hostel El Nico, agrega: "Luego de bañarte en ellas, sentís un relajamiento".
En 1965, un alud destrozó el sitio, dejando en ruinas al hotel y ocasionando desmanes en el techo de la iglesia cercana, que fue reparado posteriormente. Desde entonces, los turistas debieron conformarse con observar desde lejos la decadencia de ese antiguo lujo, hasta que, en 2005, finalmente se cercó y se prohibió el ingreso a ciertas áreas, como los históricos baños termales, la anticuada iglesia y el viejo complejo hotelero. En ese entonces, el Gobierno provincial tomó la decisión porque la zona corría peligro de derrumbe.
Vía País viajó a Mendoza y consiguió una autorización especial para cruzar el perímetro y realizar un recorrido en compañía de García, quien fue muy claro desde el principio. "Hay partes a las que nos vamos a acercar, pero en las que no vamos a entrar porque es riesgoso", aseguró, y lo cumplió a rajatabla. La cobertura se enmarca dentro del proyecto Historias y Leyendas de pueblos de Argentina, que recorre distintos puntos del territorio nacional en la búsqueda de historias desconocidas y secretos.
Hoy, solo quedan vestigios de aquella superficie que supo albergar al esplendoroso centro termal. Es que, alejados del centro urbano y casi incomunicados, a los habitantes del pueblo les resulta difícil vivir en él. Y el clima de alta montaña suele ser crudo, sobre todo en invierno, cuando las temperaturas alcanzan niveles bajo cero y la nieve obstruye los senderos. Con sus propias herramientas, los vecinos se las arreglan para sobrevivir día a día. "Con palas y otros utensilios, nosotros mismos marcamos el camino entre la ruta y el puente", afirma César.
Los mitos sobre la formación del puente
Existen varias leyendas quechuas sobre la creación del Puente del Inca, con un hilo conductor común y distintos finales alternativos, aunque son dos las hipótesis más conocidas. La primera, de carácter geológico y natural, indica que el retroceso de los glaciares generó sedimentos en la zona que fueron cementados por los minerales de la vertiente. Así, la erosión hídrica del Río Las Cuevas creó el puente y la composición de las aguas formaron en la montaña una capa ferrosa y un colorido naranja, amarillo y ocre, dando lugar a un paisaje único en el mundo.
La otra teoría relata que antes de la llegada de los españoles, el heredero al trono del imperio inca se encontraba muy enfermo y padecía una extraña parálisis. "Al enterarse de la existencia de unas aguas curativas en Mendoza, la comunidad aborigen formó una comitiva para trasladar al joven desde Cuzco (Perú) al lugar. Pero al llegar allí, se dieron cuenta de que no podían cruzar", detalla Julio Mas, guía de turismo y montaña.
Cuenta la leyenda que, para que el heredero pudiera llegar hasta la ansiada sanación, los guerreros entrelazaron sus brazos y piernas para formar un puente humano. De esta manera, el padre tomó a su hijo y ambos atravesaron el río. Tras llegar del otro lado, el hombre se dio vuelta para agradecerles el gesto a sus compatriotas, pero éstos ya no estaban allí: se habían solidificado, formando el Puente del Inca.