Níger es el país más pobre del mundo, se ubica en África y es limítrofe con Nigeria y Benín. Allí viajó Gladis Raquel Valega, una trabajadora social correntina que, si bien fue a crear programas de acción humana y emergencia, terminó ayudando a reconstruir un barrio.
La mujer tenía 31 años cuando arribó al territorio africano. Fue en 2017 que se unió al grupo de agencia humanitaria dedicado a intervenir y dar una mano.
“Me invitaron a formar parte de un equipo técnico multidisciplinario que durante un año estaría allí fortaleciendo a la agencia ADRA Níger. Mi trabajo puntual era el diseño de propuestas y proyectos de educación, para ser presentados por esta agencia a otra donante”, aseguró a Infobae.
No obstante, tres meses antes de que llegara a Níger, se desató un fuerte temporal en la zona limítrofe con el desierto del Sahara que destrozó un barrio por completo. Frente a esto, la correntina cambió su objetivo: a partir de ello, se dedicaría a visitar escuelas y reconstruir viviendas.
“En las escuelas de Niamey (la capital de Níger), cuando me acercaba a los niños, ellos me acariciaban el cabello, se reían de mi pronunciación y era casi imposible terminar un juego”, detalló. No obstante, en otros lugares del interior no era así.
Agregó: “También llegábamos a comunidades donde los niños nunca habían visto a una persona de tez blanca y los más grandecitos avisaban de casa en casa que yo estaba allí y espiaban detrás de los salones. Los más pequeños no bajaban de los brazos de sus mamás y al acercarme lloraban. Eso pasó hasta que se dieron cuenta de que no era ‘peligrosa’”.
¿Quién es Gladis, la correntina que se dedicó a ayudar a personas de África?
Gladis, o como la suelen apodar sus seres queridos, “Laly”, es oriunda de la localidad correntina Saladas. Actualmente, tiene 36 años, y vive en Resistencia, capital de Chaco.
Su iniciativa por querer ayudar es propio de su crianza. Creció en un hogar rodeado de amor, pero no solo para ella y su hermano mayor Oscar, sino también para el prójimo. Entre sus primeras experiencias dejando su granito de arena está la ayuda que dio a una comunidad wichí de Rivadavia Banda Sur, en Salta.
Esto la ayudó a decidir qué quería para su futuro: “Sabía que estaba en las Ciencias Sociales. Durante la secundaria miraba el trabajo humanitario de manera apasionada y estaba convencida de que tenía que elegir una carrera que me diera las herramientas para llevarlo a cabo”.
Trabajo Social era su carrera, la cual le otorgó las herramientas necesarias para profesionalizar prácticas humanitarias y seguir ayudando al otro. Entiende a la asistencia como acciones dirigidas ante la necesidad de una persona o comunidad en estado de vulnerabilidad.
Con los años viajó, amplió sus conocimientos, aprendió nuevos idiomas, y sus pasos la guiaron hasta África. En 2016 la invitaron a viajar allí y al siguiente año se unió al equipo con el cual trabajaría.
Su labor se basaba en coordinar el proyecto de reconstrucción de las viviendas, acompañar al equipo para gestionar la captación de fondos que se hicieron en Argentina y Brasil. A su vez, tenían la ayuda de Anita, una amiga de Laly que estaba en Buenos Aires y acompañaba con sus trabajos para la campaña.
Qué se llevó Gladis de Níger luego de un año de ayuda humanitaria en el país africano
Una de las tantas barreras que tenía era dominar bien el francés, el idioma que rige en Níger. “En la comunicación el idioma es fundamental, pero no es lo único. Con mi poco francés, pero con las ganas de sumergirme en la cultura e interpretar la manera en la cual entendía que debíamos avanzar, logramos una rápida inserción, además de llevar la sonrisa, el respeto y el amor como bandera”
Ahora bien, superar ese bache no fue fácil. Hay que recordar que es el país más pobre del mundo, donde las carencias dificultan cuestiones básicas. No obstante, con su perseverancia pudo afrontarlo e insertarse en la comunidad.
En 2018 volvió a Argentina, pero con una experiencia que superó sus expectativas y muchas ganas de regresar: “Me fui con la imagen de una comunidad resiliente, agradecida y que disfruta del momento, de los logros de hoy. Me llenaron la valija de regalos y sabiduría. Si bien fui la que acompañó en la gestión de reconstrucción de sus casas, de alguna manera ellos reconstruyeron algo en mí. Mi objetivo personal era sentirme útil y feliz; y fue más que superado”.
La correntina volvió de África con nuevos valores y aprendizajes que le cambiaron la vida
Tras 25 horas de vuelo regresó al país. Consigo se trajo nuevos valores y desafíos, como lograr abrazar y disfrutar cada momento. “Como extranjeros debemos pisar el suelo con humildad y dispuestos aprender todo el tiempo”.
Aún en medio del dolor y la extrema pobreza, Gladis pudo ver felicidad entre las personas de allí. Disfrutando, festejando y agradeciendo cada asistencia humanitaria que les llegaba: insumos, alimentos, ropa.
“Vivre le moment présent (vive el momento presente), diría mi amiga de Níger. ¡La vida es tan cambiante! Viví muy de cerca la inseguridad, la muerte, el desamparo. Me marcaron cuestiones como, por ejemplo, que por seguridad no podía ir a comprar pan a la esquina sola sino siempre acompañada por un lugareño. En algunos lugares, ser mujer, extranjera y cristiana era un riesgo”, indicó la correntina.
Hoy trabaja en el área de políticas públicas en un sector de la población con problemáticas como violencia de género, desarrollo local y emprendedurismo. Sus objetivos profesionales están en darle nuevos horizontes a esas situaciones y personas, pero siempre teniendo consigo lo que le regaló Níger.
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