A dos meses de haber asumido como técnico de Talleres, el DT Ángel Hoyos se precipitó al final de su ciclo por la derrota con San Lorenzo, que dejó al equipo de barrio Jardín último en el torneo. El único que todavía no ganó, disputadas seis fechas.
Hoyos saludó a los jugadores en el círculo central al terminar el cotejo, y un coro de silbidos en la concurrencia de 35 mil personas en el Kempes lo despidieron. Ya en el vestuario, el ingreso del presidente Andrés Fassi hacía presumir que se venía una larga charla. Con final conocido.
Quizá el único sostén para Hoyos era que este miércoles Talleres debuta en Copa Argentina en Salta frente a Guemes de Santiago, también de mala campaña y con apenas tres puntos en la Primera Nacional, que viene de perder con San Telmo 1 a 0 como local. Semana corta y viaje largo, como para cambiar de entrenador. Ni eso le dio oxígeno para un intento más.
Por lo demás, Hoyos no mostró respuestas para el pésimo arranque en la Copa de la Liga Profesional. Apenas dos empates en seis partidos, tres derrotas en fila y un solo gol (en tiempo de descuento contra Newell’s), resultaron items lapidarios.
Final cantado
La apatía en el juego, un equipo inexpresivo y frágil, se volvió a reflejar contra un San Lorenzo que se terminó floreando, pese a haber llegado como el otro “peor del grado”. Salvo los auspiciosos 15 minutos iniciales, Talleres fue más de lo mismo en este 2022. Y casi no registró llegadas de peligro como para crear zozobras a Sebastián Torrico, en su noche más tranquila del año.
Los silbidos bajando el telón hablaron por sí solos. Fassi no echaba técnicos y Hoyos avisó que no renunciaba. Pero Talleres tocó fondo, no solo en la tabla. También en la relación plantel-entrenador, más allá de las declaraciones de rigor. Son tiempos de definiciones, porque se acabó el margen. Y remontar asomo como más difícil de lo esperado.