La Sociedad de la Nieve es una de las últimas películas de Netflix, dirigida y producida por Juan Antonio Bayona y que está basa en el libro homónimo de Pablo Vierci. Con un fino acercamiento a la realidad, relata el accidente del vuelo 751 de la Fuerza Aérea Uruguaya en la cordillera de los Andes. El filme buscó recrear las vivencias de sus tripulantes en esa tragedia, sin perder de vista sus sentimientos y emociones.
Se estrenó en la plataforma a principio de 2024 y el éxito no tardó en llegar. Con una repercusión récord, es una de las películas nominadas a mejor película extranjera en los premios Oscars. De los 30 actores argentinos y uruguayos que participaron, el único cordobés fue Santiago Vaca Narvaja, un joven de 25 años oriundo de Unquillo.
SANTIAGO Y LA “BENDICIÓN” DE LA FAMILIA DE LAS VÍCTIMAS
Con una sonrisa pícara, quizás la misma que vio Bayona para elegirlo como intérprete de Daniel Maspons, Santiago Vaca Narvaja dialogó con Vía Córdoba y contó cómo fueron los preparativos para comenzar la filmación de La Sociedad de la Nieve. Antes de viajar a España, lo primero que hizo fue trasladarse a Uruguay para juntarse a comer un asado con los sobrevivientes de la tragedia y sus compañeros de elenco.
“Son seres que viven y ven la vida de una forma muy particular. Son señores de 70 años que tienen cierta noción de lo que es la vida y la muerte. Es realmente admirable. Son como escuelas andantes”, reflexionó. En esa oportunidad, los actores tuvieron un encuentro íntimo con los sobrevivientes. Al mismo tiempo, algunos se reunieron con las familias de los fallecidos. Este fue el caso de Santiago, quien visitó a los parientes de Maspons.
“Tuve una reunión con sus hermanas y sus sobrinos en su casa. Yo estaba muy nervioso. Crucé el umbral de la puerta y sentí como un duelo que no estaba resuelto”, recordó. Y continuó: “Pero fueron súper amenos. Me invitaron un té, unos bombones, me abrazaron, me describieron a la perfección a su hermano”.
Según su relato, la intención del encuentro fue “pedirles permiso para rendirle homenaje” a Maspons. “Fueron muy generosos conmigo. Me mostraron una medalla que llevaba Daniel consigo todo el tiempo y que Gustavo Zerbino recoge y se la entrega a la familia. Esa medalla se la pasé al departamento de vestuario, que la recreó y hoy la tengo conmigo”, relató Santiago. Después de esas experiencias, Santiago voló hacia España, donde grabaron gran parte de la película.
EL FRÍO Y EL HAMBRE FUERON REALES: LA INTIMIDAD DEL RODAJE
En octubre de 2021, el cordobés viajó a España junto al resto de los actores. En Barcelona estuvieron ensayando por dos meses. Practicaban escenas fuera del guion en un set con un fuselaje de madera en tamaño real. “Jota (Bayona) es muy preciso y está muy encima de los actores, con cada uno se tomó su tiempo”, contó.
En medio de los ensayos, experimentó un proceso que los “marcó mucho”. “En dos meses había que subir de peso para después bajarlo sin dañar tanto nuestro cuerpo. Yo subí 14 kilos”, relató. Confesó que no fue una tarea fácil, ya que por día tenían seis comidas abundantes y de varios platos.
En relación al proceso inverso, comentó que le costó mucho bajar esos 14 kilos. “Hay que tener en cuenta que nosotros bajábamos mientras estábamos trabajando. La energía que necesitaba el cuerpo era aún mayor, había que aguantar 12 o 14 horas de rodaje todos los días, incluso los fines de semana”, agregó. Todas las exigencias físicas vinculadas al peso estuvieron acompañadas de nutricionistas y entrenadores físicos.
De 144 días de filmación, alrededor de 90 fueron en la nieve. Para esto, se trasladaron a Sierra Nevada, en medio de la cordillera española. Con una comida al día, Santiago explicó que la guardaba para la media tarde y así tener “algo de energía” para el rodaje.
“Empezó a jugar el cansancio físico y mental sumado al frío real. Hubo muchos ingredientes que no actuamos. El frío y el hambre estoy seguro que no los actuamos”, sostuvo.
“Yo he llegado a pasar un frío que tenía los pies violeta. Mi personaje tiene muchas secuencias de caminata, llegó un momento en el que me mojé el pie, se me congeló y dejé de sentirlo. Y no me di cuenta que había hecho todo el día de rodaje sin un zapato”, rememoró. Y continuó: “Lo metí en agua caliente para que reviva porque estaba dormido y hormigueado”.
EL CAMINO DE SANTIAGO PARA PONERSE EN LA PIEL DE DANIEL MASPONS
Durante el rodaje, contó con dos equipos de maquillaje. Por un lado, había uno abocado a lo convencional y al día a día, mientras que otro se enfocaba en efectos especiales. El último realizaba los muñecos que simulaban cadáveres, partes de cuerpos y heridas. “Son los mismos que trabajaron en El Laberinto del Fauno, o sea que tienen un Oscar”, comentó Santiago.
“El maquillaje abarcaba gran parte de nuestras mañanas. Las chicas, además de ser súper talentosas, eran nuestras confidentes. Hacían apoyo moral”, agregó. “Los procesos de maquillaje eran progresivos, al principio era de una hora y llegó a ser de tres horas”, comentó.
Otro punto que tuvo que trabajar Santiago fue la tonada cordobesa. Durante dos meses, todos los actores tuvieron una coach vocal para trabajar el acento uruguayo y los modismos. “Fue un trabajo increíble. A mí me abrieron un universo enorme, sin traicionar lo que es uno, que es cordobés”, sostuvo.
En cuanto a la personalización de Maspons, el encuentro con la familia del joven le sirvió para recrear cómo era él. “Era un ser de luz. Era una persona que hablaba poco, pero que tenía una entrega incondicional para con sus seres queridos. Tenía una sonrisa pícara, una complicidad maravillosa con sus amigos y un gran sentido del humor”, describió el actor cordobés.
“Fue difícil construirlo, porque es una persona que no está. Pero está en el recuerdo de la familia, y a uno le cuesta imaginarse con 20 años estando en un lugar donde la vida no es posible y siendo testigo de la muerte de tus amigos al frente tuyo. Y que, además, pasa frío, hambre y tiene que tomar decisiones tan trascendentales como la antropofagia”, explicó.
También contó con sesiones especiales de gong, en el cual se sumergía en una ola de vibraciones con el fin de experimentar sensaciones nuevas. “Sentía que iba a escupir el corazón, fue muy intenso”, dijo. De esta forma, podían realizar una interpretación “más realista” del miedo dentro del fuselaje y a la vez, conectar con emociones intensas.
LA EXPERIENCIA DE SANTIAGO AL TRABAJAR CON UN EQUIPO DE ALTO NIVEL
Santiago relató que es muy fanático de Bayona, el director de la película, y que el hecho de compartir el trabajo con él y un equipo de cientos de profesionales, fue maravilloso. Dentro del personal, había gente que participó en grandes producciones como Juego de Tronos y Misión Imposible, según comentó.
“Yo veía todo como si fuera un parque de diversiones. Todo era maravilloso y a su vez estar trabajando con un equipo de técnicos y actores talentosísimos era alucinante”, recalcó. Sin embargo, algo que destacó por encima de todo fueron los vínculos que formó a lo largo del rodaje.
“Es algo que transmite la película. No me llevo colegas ni compañeros de rodajes, me llevo buenos amigos, hermanos. Es de las cosas más bellas que tiene esta película”, expresó.
Los sobrevivientes también formaron parte de la película, hicieron algunos cameos o apariciones breves, lo cual fue muy significativo para Santiago y el resto del equipo. “Algo que refleja el trabajo de Jota y de toda la producción es que todos los familiares y todos los sobrevivientes estuvieron de acuerdo con la película, y participaron de manera activa en ella. Es algo que no sucedió en otras producciones”, remarcó.
AMISTAD, AMOR Y RECONCILIACIONES: LAS REFLEXIONES DE SANTIAGO
Durante toda la película, se observa que los vínculos son fundamentales para sobrevivir en un lugar donde la vida no puede existir. En este sentido, a modo de reflexión, Santiago sostuvo: “En una sociedad muy individualista, donde primera la agresión y está muy desvinculado al valor que tiene el otro, esta película refleja la importancia de los vínculos”.
“Todos son héroes. Los 45 pasajeros del avión fueron igual de importantes, cada uno a su manera. Esta peli habla de la vida, pero para hablar de la vida tenés que hablar de la muerte. Pero, sobre todo, habla de cómo lo grupal y el otro, hacen la diferencia”, continuó.
En la actualidad, Santiago está acompañando a Bayona en una gira por España. Van a cines locales a presentar la película y pueden ver en primera persona la reacción de los espectadores. “Uno no termina de aterrizar en esta vorágine de cosas maravillosas”, afirmó el cordobés.
En medio de esas presentaciones, recibió la noticia de las dos nominaciones a los premios Oscars, una por mejor película extranjera y otra por maquillaje y peinado. “Todavía no terminamos de caer. Es muy lindo. Pero para mí uno de los mayores premios fue que las familias y los sobrevivientes hayan visto la película juntos en una misma sala”, comentó.
En ese momento, Santiago recibió un mensaje de Rosario Maspons, hermana de Daniel. “Decía ‘gracias, gracias a esta película pude entender lo que le pasó a mi hermano’. Eso es de los mejores premios que tiene esta película”, contó con la voz entrecortada. “Desde un principio, la película me marcó. Marcó mi vida y me hizo pararme desde otro lugar ante ciertas circunstancias”, cerró.