En paralelo a las reacciones y sobreactuaciones también de los políticos en campaña, que banquetean con el desacierto en las palabras de Alberto Fernández, para ganar espacios en los medios, los cordobeses de a pie fueron implacables con el humor ácido que expresaron en las redes.
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La contundencia de la risa fue lapidaria para contestar desde la ironía a la expresión de Fernández en su insólito pedido de que Córdoba se integre de una vez a la Argentina.
Mejor que cualquier lectura histórica o análisis político de por qué el electorado cordobés le da la espalda al kirchnerismo aun cuando este gozaba de sus años de esplendor, es el humor cordobés, que dice mucho desde la licencia que otorga la zona franca de lectura del chiste, donde el presupuesto básico es que no está permitido enojarse.
Para Fernández y muchos que están encolumnados en sus filas, las redes cordobesas le están dando duro y parejo, pero así y todo esto lleva implícita una lección que es muy valiosa y se dice en cordobés pero que no necesita traducción: “el que se calienta, pierde”.