Los médicos, la primera línea en las trincheras de la inusitada guerra contra el Covid, también dieron batalla en el fútbol. Los especialistas que trabajan con el deporte debieron hacer frente a una situación desconocida: preservar a los jugadores de contagios en el regreso a los entrenamientos y a la competencia, diagramar burbujas y demás protocolos de prevención, y lidiar con repentinos brotes.
Todo en medio de la incertidumbre en general, de marchas y contramarchas, de circunstancias desalentadoras porque la pandemia no se terminaba, y de situaciones insospechadas, algunas hilarantes, como las versiones de que los futbolistas jugarían con mascarillas, o que se “suspenderían” los corners y los festejos de los goles, para evitar contactos estrechos...
A tres años del inicio del confinamiento que paró todo, incluido al fútbol, José Luna, médico del plantel de Belgrano, y José Ortíz, su colega en Instituto, trazaron la historia clínica de como atravesaron la cuarentena, los cuidados que debieron implementar, y las enseñanzas que dejó el virus.
CÓMO SE LE HIZO FRENTE AL COVID EN BELGRANO
José “Pepe” Luna, a cargo de los cuidados médicos en Belgrano, hizo su diagnóstico. “En medio de todo lo malo que trajo la pandemia, se puede tomar como positivo que los jugadores interpretaron lo que es la prevención. Se trató de una situación de emergencia, pero ahora están muchos más atentos y receptivos a los cuidados. Más ordenados en los entrenamientos, cada uno con su botella, con su espacio. Ese detalle de beber de su propia botella, por ejemplo, nos permite hacer un mejor seguimiento de la hidratación de cada uno”, detalló.
Recordó el tramo más duro, el regreso a las prácticas tras el aislamiento. “Costó sacarles hábitos, como los de compartir el mate, juntarse en una habitación... En el caso de Belgrano se trató de un grupo obediente y lúcido, y no hubo inconvenientes con la disciplina. Los médicos debíamos ponernos en situación de celadores, y no llegamos a ese límite”.
De todos modos, se diferenció del resto: “Nosotros fuimos casi transgresores. Siempre sostuve que jugando al fútbol es casi imposible el contagio de Covid. Salvo en un córner, no son muchas las situaciones en las que estén sin distanciamiento por mucho tiempo. El contagio se podía dar en las entrenamientos, en las concentraciones. Nos pasó una vez. Viajando como lo hacíamos, aislados en el colectivo, con burbujas en el hotel y todos los cuidados necesarios, lo mismo tuvimos casos positivos por tomar mate juntos”.
Por ese episodio, Belgrano se quedó de repente sin el arquero Nahuel Losada (positivo en el testeo), y con el suplente Daniel Zappa aislado por ser contacto estrecho, con lo que debió debutar Juan Strumia (tercer arquero) ante Nueva Chicago, por la Primera Nacional (abril de 2021). Un verdadero contratiempo, aunque menor si se comparaba con clubes afectados por brotes masivos. Como en el caso de Mitre de Santiago, que a principio de ese mismo mes debió enfrentar al Pirata con nueve deserciones por casos de coronavirus.
Más allá de esta situación, para el doctor Luna no hubo demasiados sobresaltos. “El caso más complejo fue el de un jugador que por 30 días estuvo muy afectado, no podía ni siquiera correr y se complicó el cuadro con una neumonía. Por lo demás, transitamos la cuarentena casi en forma normal”, puntualizó.
LOS PROTOCOLOS UTILIZADOS EN INSTITUTO
José Ortiz mantuvo con Pepe Luna y con sus colegas de Talleres y demás clubes, contactos permanentes para intercambiar experiencias a lo largo de la pandemia. Incluso a través de un grupo de Whatsapp con los distintos médicos en el país. “Fue mucha la incertidumbre, era algo que no conocíamos. Después del aislamiento y de estar dos meses parados, con entrenamientos virtuales y por zoom, había que volver a las prácticas con distanciamientos y una serie de precauciones. Entrenar en grupos pequeños y separados, casi no nos veíamos...”, rememoró el médico del plantel de Instituto.
A favor del club Albirrojo, prácticamente no pasó por contagios ni situaciones graves. “Pudimos sobrellevar bien la cuarentena, con no más de una decena de casos, respetando los protocolos a rajatabla. Era una locura ver a los técnicos corriéndose el barbijo para dar indicaciones, pero había que hacerlo. Al ser el fútbol una práctica al aire libre, baja el riesgo de contagio. Hacíamos hisopados antes de cada partido y fueron 35 en total, agotador para los futbolistas”, observó.
En ese sentido, puso el ejemplo de un jugador que no quería administrarse la vacuna. “Cuando nos tocó ir a jugar un torneo a Uruguay el año pasado, al ingresar al país le pidieron la vacuna y tuvo que acceder. Entre los integrantes del plantel no hubo secuelas tras cursar la enfermedad o por la aplicación de vacunas. Pero sí ocurrió en otros clubes, como le pasó a Christian Bernardi (Colón de Santa Fe, ex Instituto), quien presenta una miocarditis. Por lo demás, las vacunas ayudaron a recuperar al vida normal”, puso en relieve.
Ortiz sí convivió con el Covid en otros ámbitos porque además desempeña funciones en el Hospital Italiano. “El primer hospital en Córdoba con un brote masivo. Tuve coronavirus, pero fue asintomático. Y me aplicaron las cinco dosis, sin complicaciones. No podía llevar el riesgo al club o a otros lugares de trabajo”.
LOS CUIDADOS EN LOS PLANTELES
Los médicos de los clubes cordobeses anticiparon que la AFA pedirá a cada plantel el carnet de vacunación, con al menos tres dosis suministradas. Más allá de que en Argentina la vacuna sigue sin ser obligatoria.
“El Covid llegó para quesarse. Lo más crudo ya pasó, perdió virulencia, y estamos preparados. Si hubiera otro brote, estaríamos más preparados, lo afrontaríamos de otra manera. ”, afirmó Ortíz.
“Llega la época de las enfermedades respiratorias, y precauciones hay que tomar. Hasta hace 15 días, yo usaba barbijo en el consultorio. No soy un experto sobre Covid pero me animaría a decir que es difícil que llegue otra ola. En Europa pasó el invierno casi sin incidencias. Y si la hubiera, ahora sabríamos como actuar”, añadió Luna.
“No tuve gente cercana afectada por el Covid de manera grave, pero los médicos estamos imbuidos en el proceso. Y nos apoyamos en la esperanza, en la respuesta que puede dar la ciencia, en este caso la vacuna. Más allá de secuelas, cuestiones trombóticas y síndromes gripales, de que les faltan fases y generan algunas dudas, las vacunas dan un resguardo”, completó el médico de Belgrano.
EL PROTOCOLO QUE APLICÓ TALLERES
En abril de 2020 Talleres hizo punta en el fútbol argentino y presentó un protocolo para que los futbolistas vuelvan a entrenar en espacios seguros y aunque la cuarentena siguiera en vigencia. El presidente Andrés Fassi puso énfasis en que mantenerlos alejados de la rutina diaria de actividades, era contraproducente.
“Una propuesta para generar entornos seguros que posibiliten reducir los riesgos, para que los jugadores profesionales, organizados a lo largo del día, puedan realizar actividad física al aire libre, atendiendo el traslado seguro de su casa al predio y del predio a su residencia, con estricta atención de la normativa sanitaria de higiene, hábitos, salubridad, sanitizacion, limpieza y distancias”, plantearon desde barrio Jardín.
Los puntos salientes de la propuesta
- Los futbolistas deben trasladarse solos en sus propios vehículos desde sus hogares hasta el lugar de entrenamiento. En el camino no deben tener contacto con nadie y deben llevar sus elementos de uso personal (indumentaria, toallas, botellas, etcétera).
- Una vez que lleguen al club, se les tomará la temperatura y deberán pasar por una cabina sanitizante, un dispositivo que elimina virus, bacterias y hongos de manera totalmente segura. El uso de guantes de látex también será obligatorio. Los entrenamientos serán siempre en espacios abiertos y en grupos de no más de cuatro personas. Se deberá respetar una distancia personal de, al menos, 20 metros.
- Al terminar, deberán lavarse las manos, volver a pasar por la cabina sanitizante y subirse a los autos. En su hogar, los jugadores deberán sacarse toda la ropa de manera inmediata y bañarse.