“Cuando jugaba, 15 días antes del clásico ya sentía el cosquilleo en el estómago”. De un genuino Luis Fabián Artime, presidente de Belgrano, en la previa del partido con Boca en Alberdi, y ahora en la cuenta regresiva del duelo con Talleres, este domingo a las 16.30 en el Kempes, por Liga Profesional.
El Luifa captó rápido lo especial del clásico cordobés, y puso los cimientos de su idolatría en Belgrano con goles ante Talleres. No fueron tantos para un delantero que se convirtió en goleador histórico del club de Alberdi en AFA con 94 tantos en 336 encuentros disputados. Pero el peso específico de anotar ante el rival de siempre, y en victorias, lo pusieron en un sitial.
Artime (58 años), llegó a Belgrano en 1992 desde la escuela de Ferro. Un delantero tesonero y cabeceador, sin tantos recursos técnicos pero con un sacrificio inclaudicable. Y una labia convincente que le entró rápido al corazón del hincha. Aún con su manera de hablar tan porteña, fue un Pirata más casi desde el comienzo. Y ese cariño popular que supo ganarse, se transformó en una demostración contundente: la tribuna del Kempes que lleva su apellido, junto al de otras grandes figuras del fútbol de Córdoba.
EL PRIMER GOL DEL LUIFA ANTE TALLERES, CON ÉPICA
El Luifa, quien al principio no convencía como refuerzo por su falta de gol en los primeros siete partidos (una noche ante Newell’s me sacaron a los 10 del segundo tiempo y me puteó todo el estadio”, rememoró); comenzó a devolver en la red con un doblete ante Estudiantes, previo al clásico con Talleres. Y ese domingo 19 de abril de 1992 se metió en la historia grande de Belgrano.
Sin tocar la puerta, en parte por tener el brazo roto. En el segundo tiempo una fuerte falta del paraguayo Catalino Rivarola, la mala caída con todo el cuerpo sobre el brazo, que quedó dislocado y con luxación de codo.
Señas inequívocas para el técnico, Victorio Nicolás Cocco, para que haga el cambio. Y ante la silbatina de los hinchas de Talleres tomó coraje para seguir en cancha, con el brazo entablillado y vendado.
Y en esas condiciones convirtió lo que era el 2 a 0, porque Belgrano ganaba desde los 7 minutos por un gol de Roberto Monserrat. Y aunque Talleres descontó por Claudio Rivadero, el Pirata se quedó con el segundo clásico en Primera de la temporada. Lo festejó levantando un sólo brazo, pidió el cambio y lo llevaron a un sanatorios. Fue tanta gente a acompañarlo que cortaron la calle. Artime ya era el “Luifa, Luifa”, del cántico de la hinchada.
OTRO GOL DEL LUIFA PARA GANARLE A TALLERES
“El goleador nace, porque el instinto feroz viene con uno. Después, se puede mejorar, sin dudas. Yo progresé terriblemente: empecé en mi carrera haciéndoles agujeros en el pecho a los arqueros y un día Timoteo (Griguol) nos juntó a los 9 de Ferro y nos dijo: “el que deje de romperle el pecho al arquero y la acomode contra un palo se va a ir a Europa’”, supo decir el Luifa de sus comienzos, en un extenso reportaje con La Nación.
En 1994, por la fecha 16 del Torneo Apertura, Belgrano superó a Talleres 1 a 0 en el viejo estadio Córdoba, con tanto de Artime. Gol de goleador, porque armó un jugadón Javier el “Perro” Arbarello, entró al área y definió ante Gustavo Irusta. El “Mono” tapó a medias y el Luifa se tiró de cabeza para empujarla a la red.
LAS CARGADAS DEL RIVAL LE DAN DIMENSIÓN COMO ÍDOLO DE BELGRANO
A Luis Fabián Artime también le tocaron tragos amargos en el clásico con Talleres. Como en 1996, cuando la T cortó con un categórico 5 a 0 quince años sin poder vencer a Belgrano. Esa tarde Mario Cuenca le contuvo un penal y el público Albiazul coreó un estentóreo “Luifa, Luifa...”.
Y la finalísima por el ascenso de 1998. Derrota y sin poder anotar goles ante el rival de siempre. Eso si, con la reivindicación de que contribuyó para que el Pirata saque el segundo boleto disponible para subir a Primera, ante Aldosivi.
Desde su debut en 1982 hasta el retiro en 2005, de los cuatro ciclo en Belgrano y el casi centenar de goles en el lomo; no dudó en sentenciar: “El mejor gol de mi carrera se lo hice a Óscar Córdoba contra Boca, Maradoniano, ese no era yo. Pero el que más grité fue el del 2 a 1 contra Talleres”.