A la par de la noticia de la detención de la enfermera acusada por la muerte en serie de bebés en el hospital Neonatal de Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti se reunió en su despacho a las madres de los pequeños, junto al abogado que las representa.
El Gobernador las recibió en compañía del Ministro de Justicia, Julián López, seguramente para interiorizar a las mujeres sobre los avances de la investigación, que hasta ahora registra una detenida y otras tres personas imputadas.
La enfermera, llamada Brenda Agüero y de 27 años, fue detenida cerca de las 18 de este viernes. Se le atribuye que entre marzo y junio de este año inyectó una sustancia no identificada a 13 bebés, en los minutos u horas siguientes al alumbramiento. Cinco de ellos murieron y ocho quedaron con lesiones graves: según la investigación, recibieron pinchazos que derivaron en necrosis, hematomas y heridas muy visibles, algunas de por vida.
Obsesiva
Pericia extrema, un currículum, impecable, trabajadora y prolija. Obsesiva. Así describen los compañeros de trabajo a Brenda Agüero, quien en diciembre de 2020 ingresó a trabajar en el hospital Neonatal. Aseguran que llegaba muy temprano: hasta una hora y media antes de su horario de ingreso. “Siempre estaba sonriente”, aseguró en La Voz un colega que pidió reserva de su nombre.
“Estaba formada para hacer lo que hizo, no hay forma de que haya sido mala praxis. Fue adrede”, remarcó un funcionario de Salud que participa de la investigación.
Agüero vive en Río Ceballos y no tiene hijos. Estudió la carrera de enfermería en el Instituto SEP San Nicolás, del gremio de los empleados estatales. Ingresó a trabajar en el centro obstétrico, que es la unidad donde las mamás dan a luz vía parto natural, y algunos aseguran que quería pasar a neo. Es, en la jerga de la maternidad, una especie de ascenso. Trabajaba en el turno noche.
La madrugada del 6 de junio fue fatídica: fallecieron tres bebés y uno quedó grave. Todos los que habían tenido alguna participación, directa e indirecta, fueron apartados.