Era promesa de partido atractivo entre dos potenciales candidatos en la Primera Nacional se diluyó en un bostezo y en el rápido conformismo de los protagonistas. Instituto y Quilmes fueron un enorme 0 a 0, que decepcionó en una noche donde el marco en Alta Córdoba superó el cuadro.
Otra gran demostración en las tribunas del Monumental nuevamente colmado por socios y con despliegue de fuegos y bengalas, como para encender al equipo. Pero los dirigidos por Lucas Bovaglio estuvieron con la pólvora mojada.
La modificación del esquema, con dos tanques en el área, no rindió dividendos. Nicolás Mazzola jugó su partido más flojo y Joaquín Molina no justificó su ingreso, más allá de que tuvo lo que era la apertura del marcador a su disposición, y no supo que hacer ante el arquero Perafán.
El minuto 19.18 del segundo tiempo no surtió el efecto esperado, y obligó al árbitro Zunino a detener las acciones por un par de minutos por los hinchas trepados al alambrado. Sobre que el partido no arrancaba, un freno de mano.
Después de ese arresto de color y coraje de los hinchas, el fuego se fue apagando, sin que apareciera ni una chispa en la Gloria. Con uno menos por la justificada expulsión de Joaquín Arzura, en Instituto terminaron por aferrarse al punto, que al menos deja a salvar el invicto. Un viernes sin luces para el equipo de Bovaglio, solo quedó el resplandor de las tribunas para el comentario.