Con ganas de emprender y abrir su propio negocio, una pareja decidió instalarse en Villa Carlos Paz en 1973 para producir facturas, pan con chicharrón y prepizzas de manera artesanal. Con el pasar de los años, la demanda aumentó y los clientes comenzaron a pedir otros productos, como alfajores.
De esta forma, nació La Quinta, una empresa familiar que forma parte de la cultura cordobesa y que cuenta con más de 14 variedades de alfajores. En una nueva edición de Made in Córdoba, Vía Córdoba visitó sus instalaciones en Punilla para conocer su producción.
UNA RECETA MÁGICA Y UNA EXPANSIÓN INCREÍBLE: LOS INICIOS DE LA QUINTA
La familia Livetti se instaló en el barrio La Quinta de Carlos Paz, de ahí el nombre de la marca. Cuando incorporaron alfajores a su catálogo, tuvieron que expandirse. En 1978, abrieron una sucursal y para 1998, inauguraron su casa central en la villa serrana.
En la actualidad, la planta está ubicada en Estancia Vieja, a pocos kilómetros de su local principal, frente al famoso Reloj Cucú. Allí, elaboran 14 variedades de alfajores, especialidades y colaciones, 10 tipos de licores y ocho sabores de mermeladas.
“Edgardo y Ani empezaron vendiendo panificados y después, con una receta mágica de alfajores, lograron un éxito. Tenemos 10 locales en total, cinco propios y cinco en franquicia. Además, tenemos distintos puntos de venta, como en aeropuertos”, contó Soledad Herrera, encargada del área recursos humanos de La Quinta.
ALFAJORES CON GUSTO CORDOBÉS: LA FÁBRICA DE LA QUINTA
Uno de los principales distintivos de la marca es su receta a base de miel, la cual funciona como conservante natural. “Las tapitas de los alfajores llevan miel pura, que se compra a los principales productores de Córdoba”, comentó Javier Bressan, responsable industrial de la planta.
La producción es gigante: elaboran 3.780 kilos de masa por día. Con esto, hacen 700.000 tapitas y 300.000 alfajores diarios. La fábrica cuenta con distintas líneas de elaboración para cada tipo de alfajor: cordobés, frutales y chocolate. Asimismo, tienen otras para conitos, colaciones, mermeladas y licores. También hacen especialidades como alfajores santafesinos, brownies y almendrados.
En el lugar, trabajan alrededor de 120 personas en tres turnos. Durante la temporada alta, que es en verano, alcanzan los 150 colaboradores activos.
EL PASO A PASO: CÓMO SE HACEN LOS ALFAJORES DE LA QUINTA
La primera parada es el amasado. Cuentan con máquinas industriales que pueden amasar 180 kilos por vez, por lo que, para alcanzar los niveles de producción deseados, elaboran 21 amasijos por día. Una vez lista la masa, pasa a una cortadora y luego al horno, donde permanece por 14 minutos a 160 grados.
Cuando salen del horneado, unos operarios controlan el diámetro, la humedad y desechan las galletas rotas. Luego de enfriarse, las tapas son colocadas en la máquina rellenadora, donde se lleva a cabo el armado y bañado de los alfajores.
“Mediante un depositado automático, se colocan 40 gramos de dulce de leche por alfajor para que haya un equilibrio perfecto entre la humedad de la tapa y el dulce”, explicó Bressan. “Desde el amasado hasta que el alfajor sale empaquetados, tarda alrededor de 90 minutos”, acotó.
La envasadora, que es de industria nacional como el resto de los equipamientos, empaqueta 100 alfajores por minuto. En este punto, desde La Quinta destacaron que los envoltorios son biodegradables y por lo tanto, no contaminan el ambiente.
LA QUINTA: ALIANZAS ESTRATÉGICAS Y NUEVAS UNIDADES DE NEGOCIOS
Con el objetivo de contar con socios estratégicos para el crecimiento de la firma, realizaron alianzas con Cosquín Rock y con La Mona Jiménez. Para las marcas, elaboran alfajores de chocolate que tienen recetas “especiales y secretas”.
El negocio también se expandió al mundo de las cafeterías. En la actualidad, cuentan con dos: una propia en el local de Estancia Vieja y otra, en forma de franquicia. Para los próximos meses, el objetivo de la empresa es replicar esa nueva unidad en distintos puntos de Córdoba.