Francisco Furey es un cordobés de 28 años que tiene una curiosa, como así también extraordinaria, historia. Empezó a trabajar como plomero, pero por circunstancias de la vida emprendió otro camino profesional y en 2024, ganó un concurso de la Nasa.
Quién es Francisco Furey, el cordobés que llegó a la Nasa
Francisco Furey tiene 28 años y es un apasionado de la programación. En 2020 dejó su carrera en Licenciatura en Energía y Ambientes Renovables, y migró a la programación. Con esa nueva meta en vista, buscó nuevos horizontes con impactos sociales.
Sin embargo, sus primeros pasos laborales comenzaron cuando era un adolescente. Su interés por la sustentabilidad lo llevó a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde aprendió a instalar paneles solares.
Facultad, cursos y apetito por aprender: la historia del cordobés
Tareas de carpintería, herrería y plomería fueron algunas de las que aprendió en ese trayecto. Luego, creó una organización solidaria que colocó equipos para ayudar con energía solar a barrios carenciados de la ciudad de Córdoba.
Esta noble acción le hizo ganar una beca, que aprovechó para estudiar la Licenciatura en Energía y Ambientes Renovables, en la Universidad Universidad Siglo 21. Pero decidió dejarla cuando estaba en cuarto año.
“El mundo emprendedor me hizo darme cuenta de lo tecnológico. Y en ese contexto me percaté de que me gustaban los datos y la programación”, expresó Francisco, en diálogo con Vía Córdoba.
Por eso, decidió pensar fuera de la caja e inició su propia formación profesional. “Excel, Data Analytics, Data Science, Power BI, Python, JavaScript, HTML y CSS, Data Engineer fueron algunos de los 10 cursos que hice en CoderHouse”, contextualizó.
El joven se ganó una buena reputación como freelancer y actualmente trabaja para empresas estadounidenses, específicamente, en el análisis de datos. Esto le posibilitó ser nómada digital y mudarse a Brasil, donde vive con su pareja.
Cómo llegó a la Nasa: la extraordinaria historia del cordobés
Después de involucrarse en el mundo de la programación, en noviembre de 2023, encontró que la embajada de Estados Unidos en Argentina convocaba a una competencia organizada por la Nasa y decidió anotarse.
Pale Blue Dot: Visualization Challenge, el torneo, consistió en usar las imágenes gratuitas de los satélites de la NASA para cumplir un proyecto alineado a los objetivos de desarrollo sostenibles para el bien de planeta tierra.
Más de 1.500 jóvenes se presentaron en diferentes agrupaciones. Francisco conectó con personas de Buenos Aires, Estados Unidos y Senegal, quienes le comentaron el proyecto que necesitaba un data sciense.
El proyecto del cordobés y su equipo que ganó un torneo de la Nasa
AquaViva, la propuesta del equipo, se enfocó en combatir la crisis de acceso al agua potable en el mundo. ¿Cómo?, generando mapas de alta resolución del nivel de agua subterránea.
Tras tomar diferentes puntos del mapa donde existían pozos de agua y registrar las profundidades, crearon un modelo de estimaciones. Luego, involucraron datos satelitales, precipitaciones diarias y otros factores a fin de predecir la profundidad que tendrían otros puntos.
La herramienta tiene el potencial de ayudar a las comunidades a enfrentar la escasez de agua, monitorear el agua subterránea y localizar de manera eficiente fuentes adecuadas de agua limpia. Para la competencia, lo implementaron en Gambia, África Occidental.
Cómo es visitar las instalaciones de la Nasa: la experiencia del cordobés
El cuarteto de jóvenes presentó su proyecto en enero de este año. Tres meses más tarde, les confirmaron que fueron uno de los cinco grupos ganadores. Como parte de la premiación y el reconocimiento, viajaron en agosto a las oficinas de la NASA, donde participaron de charlas, workshops y todo tipo de actividades que le permitieron conocer el corazón del organismo.
“Fue una experiencia increíble, sacada de una película”, rememoró Francisco, con una sonrisa en el rosto. El viaje de poco más de tres semanas le permitió conocer las instalaciones en Alabama.
Durante siete días, tuvo la oportunidad de vivir experiencias dentro de una cámara espacial, simuladores de vuelo de cohete y todas actividades relacionadas al espacio exterior. Luego, la comitiva viajó a Washington, a la Casa Blanca, para participar en jornadas de networking y conversar con los altos mandos de los Estados Unidos.
Pero el grupo de Aqua Viva trascendió la competencia y va por más. Los cuatro jóvenes que trabajaron todo de manera remota siguen juntos. Ahora, a través de la plataforma Omdena, buscan poder aplicar el mapa en otras regiones con “estrés hídrico”.
Qué es el estrés hídrico y cuáles son sus consecuencias
El estrés hídrico es una situación en la que la demanda de agua es mayor a la cantidad disponible en un periodo de tiempo determinado. También se refiere a casos en los que la calidad del líquido limita su uso.
Algunas de las consecuencias de esta problemática son la sobreexplotación de los acuíferos, ríos secos, amenaza para el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria y los bosques.
Por eso, quieren ampliar el abanico de posibilidades de Aqua Viva. Pero los datos e imágenes disponibles son un condicionante. “Necesitamos de la información para que el proyecto tenga un verdadero impacto social y ambiental”, explicó Francisco.
La falta de estos elementos hace que su herramienta no pueda predecir con precisión la profundidad a la que puede haber agua. Un ejemplo cercano es Ecuador, según manifestó el cordobés.
La reflexión del cordobés que desembarcó en la Nasa
Por último, Furey, quien con 28 años ayudó en la creación de un proyecto que busca combatir la crisis hídrica y le permitió ganar una beca en la Nasa, dejó un mensaje y una reflexión para futuros y actuales emprendedores.
“Lo mejor que pueden hacer es meterse en lugares que les incomoden, porque es donde uno más termina aprendiendo. Además, hay que rodearse de gente que te motive a seguir. La constancia es el mejor aliado que tenemos porque el éxito es una sucesión de fallos”, cerró.