Mateo Soler y Tadeo Torasso responden ahora a la acusación de lesiones graves en vez de lesiones leves, como se planteó al inicio de la causa. La modificación surge a raíz del informe de pericias médicas de la víctima Lautaro Insúa, quien fue salvajemente golpeado el domingo pasado durante una celebración de egreso en el country Loma de la Carolina.
Este documento le permitió al fiscal Horacio Vázquez profundizar la acusación a lesiones graves, lo que supone pena de prisión de hasta seis años. A raíz de esto, el abogado querellante por la familia del lesionado volvió a exigir la detención de ambos.
Al inicio, la golpiza derivó en una imputación por tres figuras penales, lesiones leves (que prevé prisión de un mes a un año de prisión), violación de domicilio (seis meses a dos años) y daño (15 días a un año). Pero ahora, a raíz de evaluar que las curaciones del herido insumirán más de 30 días, se considera que la primera calificación es diferente y la pena para este delito sube a una escala de un año a seis años de prisión.
A partir de esto, Carlos Nayi, que representa como querellante a los padres de Insúa, volvió a pedir a Vázquez que detenga a ambos jóvenes. La variación en la calificación legal pasa del artículo 89 (lesiones leves) al artículo 90 del Código Penal, el cual establece que se impondrá reclusión o prisión de uno a seis años “si la lesión produjere una debilitación permanente de la salud, de un sentido, de un órgano, de un miembro o una dificultad permanente de la palabra o si hubiere puesto en peligro la vida del ofendido, le hubiere inutilizado para el trabajo por más de un mes o le hubiere causado una deformación permanente del rostro”.
Por el momento, y como fue desde el comienzo, el fiscal Vázquez no ha realizado declaraciones al respecto pero, se presupone que los dos últimos supuestos del artículo podrían incidir para el cambio de óptica respecto de las agresiones, es decir, quedar incapacitado por un mes para el trabajo o sufrir una deformación permanente en el rostro. Insúa recibió al menos dos trompadas directas en el rostro, lo que le provocó la fractura de las dos órbitas oculares y del tabique nasal.