Tomás Fradeja tenía 21 años y compartía un proyecto de vida con su pareja de años: estaban juntando dinero para abrir un polirrubro. Sin embargo, esos anhelos se frustraron la noche del 2 de octubre de 2024, cuando un disparo le quitó la vida en Córdoba.
Horas antes, cerca de la medianoche, su madre, Laila, le había enviado un mensaje recordando que debía descansar pronto debido a sus compromisos laborales del día siguiente. La respuesta de Tomás fue un escueto pero significativo: “Sí, má, ya voy”. Aquel WhatsApp resultó ser el último contacto que tuvo con sus parientes.
A un año del crimen, la palabra de la madre de Tomás
El suceso ocurrió en el barrio Las Palmas de la ciudad. Tomás y un primo cruzaban una plaza cuando fueron interceptados por un hombre a bordo de una moto. Se trataba del agente Andrés Ferreyra Díaz, quien no se identificó ante los muchachos y, según Laila, empezó a increparlos sobre un supuesto robo. Cuando los jóvenes intentaron retirarse del lugar, el hombre uniformado habría sacado su arma. En ese momento, Tomás y su primo atinaron a escapar, pero el oficial habría disparado sin mediar protocolo. “Mi hijo se abatató y le pegaron un tiro. La autopsia dice que fue un tiro en el tórax, pero yo tengo un chaleco donde se ve que es un tiro desde atrás porque mi hijo salió corriendo”, relató Laila a Vía Córdoba.

La madre de la víctima aseguró que el policía actuó con la intención de matar y no respetó las normas de procedimiento. “El protocolo no lo respetó porque nunca estuvo en riesgo su vida, porque mi hijo no estaba armado. Tampoco hubo forcejeo como dice él”, argumentó. Y agregó: “Cuando mi hijo llega a la verja de la casa de mi suegra, casi arrastrándose porque su primo lo llevo como pudo, el policía nunca llamó a una ambulancia para asistirlo. Incluso, si las cosas pasaron como dijo él, ¿por qué no llamó refuerzos?. No hizo nada, después de disparar, solo se escondió”.
El pedido de justicia de la familia de Tomás
A un año del hecho, el proceso judicial se encuentra virtualmente paralizado en la Unidad Judicial que comenzó la tramitación. El responsable del disparo, Ferreyra Díaz, no fue llamado a prestar declaración de manera formal y continúa ejerciendo tareas administrativas en la Policía de la Provincia.
Además, se confirmó que el agente no fue preventivamente apartado de sus labores ni le retiraron el arma con la cual cometió el asesinato. El abogado que patrocina a la familia, Maximiliano Benadía, describió la situación del expediente. “La causa de Tomás desde el día uno a hoy, no avanzó casi nada”. “De hecho, al policía ni siquiera lo imputaron. La investigación quedó ahí y prácticamente archivaron la causa”, dijo a La Nueva Mañana.

El representante legal insistió en la irregularidad de la situación y la inexistencia de legítima defensa por parte del agresor. “No es que había dos armas, nada. Solo una persona con un arma, contra dos personas sin arma, sin ninguna amenaza contra él. Es lo que siempre discutiremos: acá no hubo legítima defensa. En ningún momento el policía tuvo riesgo de su vida. En eso no hay dudas”, afirmó Benadía. La familia también denunció que, meses después del homicidio, el efectivo amenazó con el mismo revólver al hermano menor de Tomás en la vía pública. Pese a esta nueva acusación, el arma sigue en poder del acusado, de acuerdo a lo relatado por Laila.
Ante la falta de movimiento en la investigación, la familia y otros allegados de la víctima realizarán una congregación frente a Tribunales II el jueves 2 de octubre a partir de las 10. “A mi hijo lo mató un policía el 2 de octubre del 2024. No se aclaró nada, está todavía todo en secreto de sumario”, cerró la mujer.