Las Historias y leyendas de pueblos de Argentina nos llevaron hasta Tulumba, esta localidad de poco más de 2000 habitantes en el norte cordobés y a través de una transmisión en vivo desde Facebook pudimos mostrar parte de su historia, música y riqueza cultural que atrae a tantos turistas año a año.
Esta historia comienza en la plaza central, allí se encuentra la histórica iglesia de Nuestra Señora del Rosario junto a la que Fray Mamerto Esquiú comenzaba dando sus primeras prédicas.
Allí nos estaba esperando Roberto Casas, secretario general de la Municipalidad y a su vez profesor de música. Él nos deleitó con el himno de Tulumba, escrito por monseñor Alfonso Durán.
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Imelda Bustamante, secretaria de Turismo municipal, fue la encargada de acompañarnos y desempolvar historias y leyendas que circulan por las calles adoquinadas de Tulumba.
Obviamente la iglesia, su construcción, la gesta del granadero José Márquez, la historia de los hermanos Reynafé reconocidos por haber estado aparentemente involucrados en la muerte de Facundo Quiroga.
Junto a la iglesia se encuentra una vieja capilla, las ruinas mejor dicho. Ese lugar también funcionó como cementerio donde se yacen los restos de los malogrados hermanos.
Pero en uno de estos rincones había vida, mucha y música de la buena. Roberto Casas nos esperaba junto a Esteban Ramírez para entonar las estrofas de una tremenda payada.
Momento en el que tabién aprovechamos para que ellos dos se sumen a este recorrido y también cuenten ayudados por la diferencia generacional todo lo especial que tiene Tulumba.
Así este paseo nos llevó a conocer las "Cuatro esquinas", lo que sería el kilómetro cero de este poblado al norte de Córdoba.
La casa de los hermanos Reynafé también estaba dentro de este recorrido que continuaría con una vieja hostería que está en plena refacción para recibir más turistas en las próximas temporadas.
Una vieja pista de baile o pulpería también adornan las calles e historia del pueblo.
El sol comenzó a esconderse y el recorrido llega a su fin no sin antes visitar la comisaría del pueblo y la casa donde vivía el sacerdote Benítez, quien fuera confesor de Eva Perón, mujer que según cuenta la leyenda el párroco dejó plantada sin saber.
¿Te gustó este paseo por Tulumba?