Daniel Marcelino Gómez fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Gladis Britos, su pareja, cuyo cadáver enterró en un lote próximo a la casa que compartían en Tuclame, el norte de Córdoba.
El crimen ocurrió en abril de 2015, y en un momento el caso pareció tambalear: es que en el allanamiento a la vivienda la Policía encontró manchas de sangres y armas, pero no el cuerpo de la víctima. El hombre indicó la ubicación, pero sin la presencia de un abogado defensor, por lo que se plantearon nulidades al procedimiento.
Sin embargo, el Tribunal de Cruz del Eje lo convalidó. "La Policía se encontraba rastrillando la zona contigua a la casa, medida que se suspendió al caer la noche y se precintó el lugar para continuar al día siguiente. Vale decir que el hallazgo del cuerpo, si bien se precipitó por la indicación que hizo el imputado, era inevitable, por todas las medidas que se habían tomado en el domicilio en donde se encontró el cadáver”, se justificó en la condena.
Un llamado anónimo adviritó a la Policía que la mujer de 50 años había desaparecido del campo, pero no su pareja, Gómez (49), el ahora condenado. Cuando estaba detenido, el hombre llamó a un cabo y le indicó dónde estaba sepultado el cadáver, frente a unos corrales, tapado con tierra y guano. Había pasado un mes desde el crimen hasta que encontraron el cuerpo.