En diciembre de 2017, Sandra Noemí Farías (48) descansaba con su familia (su esposo e hijos adolescentes) en una casa de calle Bambilla al 800 de barrio Bella Vista cuando vio que alguien se asomaba por la ventana.
"Salí de acá, ¿qué hacés acá?", dijo ella. Desde el otro lado alguien le preguntó por uno de sus hijos, por lo que ella, creyendo que era un amigo, se levantó y fue a abrir.
Caminó hasta la puerta por un patio que lleva desde la vivienda hasta la calle y, al salir, recibió un disparo en la cara. Murió poco después en el Hospital Misericordia.
En la escena del crimen, la Policía secuestró varios casquillos desparramados.
Entre tantas versiones, se fortaleció de entrada la hipótesis de que el disparo no estaba destinado a ella.
¿A quién, entonces? ¿Quién se asomó por su ventana momentos antes de su muerte?
Estas preguntas develó este miércoles el fiscal de la Cámara 3° del Crimen Marcelo Hidalgo, en el juicio abreviado contra el autor del homicidio, Leonardo Ariel Arroyo (22), quien fue sentenciado a 11 años y 8 meses de prisión.
Su cómplice, un adolescente que por entonces tenía 15 años, también fue arrestado, pero en una causa paralela que sigue la Justicia de Menores.
"Los voy a hacer cagar". De acuerdo con la investigación judicial, todo se "gestó" horas antes en el boliche Felicia de Nueva Córdoba, donde confluyeron distintas barras de chicos y chicas. "Fue una pelea de la noche, como tantas otras", dijeron luego los testigos a la Policía.
Arroyo sufrió un corte en el labio y sus propios amigos declararon que al regreso, en el taxi, repetía "yo sé dónde viven, los voy a ir a buscar, los voy a hacer cagar", en referencia a un hijo de Farías. Le dio directivas al taxista para que fuera a Bella Vista, y estacionara a la vuelta de la casa de la futura víctima.
Bajó, acompañado por el menor, y con un arma entre sus ropas. Minutos después, el menor se asomó por la ventana y Farías le preguntó "¿qué hacés acá?".
Remera amarilla. Entre otras pruebas que condenaron a Arroyo fue la remera que usó esa noche. Uno de los hijos de la víctima declaró luego que, al escuchar los disparos, se asomó y vio a su madre tendida.
Llegó a la calle y alcanzó a ver que un hombre, con remera, amarilla, doblaba la esquina.
Este dato (sumado a otras pruebas) fue importante para llegar a Arroyo: los testigos lo identificaron por su remera amarilla esa noche en el boliche en Nueva Córdoba. "Recuerdo bien claro que Leonardo estaba vestido con una remera amarilla. Después yo vi fotografías en Facebook, en la página del boliche Felicia, en la que se lo ve esa noche, y está vestido con la remera amarilla que yo me acuerdo", declaró un testigo.