Fue el comienzo de un gran amor, en Mataderos, cuando Pablo Guiñazú jugó su primer partido con la camiseta de Talleres, el 19 de marzo de 2016, según recuerda el club Talleres en su Facebook.
El partido de aquel sábado fue empate en 1 y señalaba 28 juegos de Talleres sin perder, logro que prolongaría hasta convertirse en el primer campeón invicto de un torneo de la B Nacional.
El título fue sellado con el zapatazo inmortal de Guiñazú para poner el 2 a 1 ante All Boys, en Floresta, en la última jugada de un partido para el infarto, que la T dio vuelta con 10 hombres. Fue, hasta ahora, el único gol que el Cholo marcó con esta camiseta, pero ¡para qué otro! Es el gol que se volvió tatuaje.
Luego de aquel debut, Guiñazú se fue convirtiendo en el gran capitán de la T y su ejemplo de sacrificio y solidaridad dentro de la cancha lo ha convertido en uno de los jugadores más queridos y respetados del ambiente.
Y lejos de pensar en el retiro, Guiñazú sigue empujando a su equipo con su "motor 3.9", en una campaña excelente en esta Superliga, que tiene a Talleres como el único escolta de Boca, al que enfrentará dentro de dos domingos.