Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, uno de cada 10 encuestados mayores de 18 años padece diabetes, pero distintas publicaciones científicas sugieren que el riesgo de padecer diabetes tipo 2 se reduce en un 14% al consumir un yogur por día (125 gramos) o al menos tres veces a la semana. Además, un importante estudio realizado en nueves países europeos indicó una asociación entre el consumo de yogur y lácteos durante la adolescencia con un menor riesgo cardiovascular y la posibilidad de controlar el peso corporal.
Ante la creciente epidemia de obesidad y el consecuente desarrollo de enfermedades no transmisibles, expertos internacionales de todo el mundo se reunieron en el Congreso Mundial de Nutrición, en Buenos Aires, para discutir las mejores estrategias para combatirla.
Los especialistas Adam Drewnowski, Luis Moreno y Nancy Babio Sánchez coincidieron en señalar que tanto una alimentación balanceada, rica en nutrientes, como la actividad física son fundamentales a la hora de prevenir el sobrepeso y sus enfermedades asociadas.
La inclusión del yogurt en la dieta generó amplio consenso entre los expertos: "La composición nutricional del yogur aporta cantidades importantes de macronutrientes, micronutrientes, vitaminas y minerales, desde los primeros meses de vida hasta el final de la adolescencia," explicó el doctor Luis Moreno, experto en nutrición infantil, profesor de Salud Pública en la Universidad de Zaragoza (España) y Coordinador del Grupo de Investigación Growth, Exercise, Nutrition and Development (Genud).
Nancy Babio Sánchez, doctora en nutrición, docente de la Universitat Rovira i Virgili (España) profesora e investigadora en la Universidad Rovira i Virgili y Presidente del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Cataluña, agregó: “Las más recientes evidencias demuestran que el consumo de yogurt se relaciona con menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión y, con el tiempo, menor ganancia de peso. Incluso se está cuestionando la recomendación de ingerir sólo lácteos bajos en grasas, ya que parece ser que las grasas que aportan los lácteos son beneficiosas para prevenir estas enfermedades”.
La especialista indicó además que no hay evidencias que consumir yogur o leche descremada es mejor que en su versión entera. Tanto los lácteos enteros como los descremados son beneficiosos en el contexto de una alimentación saludable rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado, frutos secos y legumbres. "Los últimos meta-análisis de estudios prospectivos señalan que el consumo de 80 a 125 gramos por día reduce en un 14% el riesgo de desarrollar diabetes, comparados con quienes no consumen yogur. Es decir, que al menos consumiendo un yogur tres veces a la semana a uno diario se puede reducir el riesgo de diabetes", aseguró la experta.
La importancia de incorporarlo
El yogurt es un alimento lácteo que se obtiene a partir de la fermentación de la leche. La fermentación de la lactosa (el azúcar de la leche) en ácido láctico es lo que da al yogur su textura y sabor característico. Además, facilita la digestión de la lactosa, aporta probióticos que contribuyen a enriquecer la microbiota o flora intestinal y es fuente de nutrientes esenciales tales como el calcio, proteínas de buena calidad, vitaminas y minerales, lo que lo convierte en un alimento de alta densidad nutricional.
La incorporación del yogurt a la dieta también genera beneficios en la calidad de vida y el patrón alimentario en su conjunto: "El yogur se asocia a un patrón de consumo más saludable. Quienes lo consumen también incorporan frutas y verduras. Además, el yogur aporta calcio, como lo hace la leche, pero tiene mejor digestibilidad," detalló Moreno.
Y concluyó: ““Hay varios estudios que muestran un efecto neutro o positivo del consumo de yogur y lácteos en cuanto a la grasa corporal; hicimos en adolescentes una valoración del efecto de todos los grupos de alimentos sobre depósito de grasa corporal en relación a la obesidad, y hallamos que los productos lácteos, incluido el yogur, tenían un efecto positivo. El consumo de yogur y lácteos disminuía la grasa corporal y el riesgo cardiovascular en niños y adolescentes, de manera más importante en las niñas”.
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