Bebés abandonados: qué sigue tras el impacto social

A los dos bebés abandonados en Córdoba en 2017 les pusieron de nombre Gabriel. En seis casos hubo padres que decidieron darlos en adopción. ¿Quiénes son los que optan por renunciar a la crianza de los pequeños?

Bebés abandonados: qué sigue tras el impacto social
Abandono de bebés

Por Laura Giubergia.

"La maternidad no es un instinto natural, sino que es una construcción sociocultural", explica Silvana Mansilla, trabajadora social del área de Protección de Derechos de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf). E introduce así la temática de los progenitores que desisten de cuidar a sus hijos, y que deciden ceder su crianza o, en casos extremos, abandonar a los bebés.

“Hay casos de abandono en la vía pública, que son los más complejos, pero hay bebés que son dejados en alguna institución sanitaria, tal vez donde nacieron, y también hay mujeres o parejas que manifiestan su voluntad de ceder a sus hijos en adopción y los entregan”, precisa Mansilla.

"Gabriel" fue el nombre con el que llamaron a los dos bebés abandonados en Córdoba en lo que va del 2017: uno de ellos fue dejado en un descampado de Villa El Libertador el 7 de julio; y el 19 de agosto, otro fue depositado en el interior de un contenedor en calle Rivadavia al 300, en pleno Centro.

En 2016 no se registraron casos similares, mientras que en 2015 hubo cinco niños abandonados y en 2014 fueron seis, según datos del área de Protección de Derechos. En la mitad de estos casos, se logró ubicar a la mujer que dio a luz a ese bebé.

“En las otras formas de entrega se mantiene un promedio de seis o siete casos por año”, apunta Mansilla. De los seis casos contabilizados este año, hay dos que desistieron, mientras que los otros están en proceso. “Las mujeres tienen un período reflexivo, que coincide con el puerperio, en el que pueden cambiar su decisión”, aclara.

La premisa es preservar el interés supremo del niño o niña, y ubicar a los progenitores garantiza el derecho a la identidad de ese bebé. El equipo de Protección de Derechos, el primero que toma contacto, es también el que realiza el acompañamiento (Vélez Sarsfield 771).

“Haciendo un promedio de los casos que acompañamos en el proceso de toma de decisión en los últimos años, el 18 por ciento cambió de opinión respecto a la entrega, mientras que el 65 por ciento mantuvo la decisión”, detalla Mansilla. Y destaca que de ese 65 por ciento un tercio aceptó que el niño sea revinculado con algún miembro de la familia. El resto aún está en proceso de definición.

¿Quiénes son? Mansilla sostiene que hay muchos mitos sobre quiénes son las personas que desisten de criar a su hijos, y sobre los motivos que las llevan a tomar esa determinación. "Son decisiones atravesadas por una multiplicidad de factores, pero a diferencia de lo que muchas veces se cree, no son la mayoría jóvenes, primerizas y de bajos recursos", describe la profesional que tiene contacto diario con estas realidades.

"Hay muchos casos en los que ya tienen otros hijos y por determinadas circunstancias sienten que no pueden con uno más. En otros, son mujeres que atraviesan el embarazo en soledad, incluso a veces también en secreto", describe. La mayoría tiene más de 20 años.

“Es importante que quienes están atravesando estos procesos sepan que hay equipos a los que pueden acudir para pedir asesoramiento, en los que se va a respetar su autonomía”, concluye la trabajadora social.

¿A dónde van? Una vez que Senaf –hoy bajo la órbita del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos- toma una medida excepcional, el niño o niña será acogido por una familia que le brindará los cuidados necesarios hasta tanto se resuelva su situación judicial: puede ser entregado a los padres, a un familiar, o declarado en estado de adoptabilidad, según el caso.

“Desde que se toma la medida excepcional, el niño pasa a una familia de acogimiento por 90 días, prorrogable 90 días más, mientras se realiza su revinculación ya sea con la mamá, el papá o la familia extensa”, detalla Liliana Gaitán, directora de Fortalecimiento Familiar de la Senaf, a cargo del programa “Familias para Familias”. No obstante, por lo general ese plazo es extendido por diferentes circunstancias judiciales: “En promedio suelen quedarse un año y medio”.

"Cuando hay abandonos de bebés es cuándo tenemos más consultas para inscribirse como familia de acogimiento, hay mucha sensibilización, aunque el programa es también para muchos chicos institucionalizados y estamos necesitando familias", señaló Gaitán. Actualmente funcionan 11 residencias oficiales en la provincia de Córdoba, y también hay niños y niñas alojados en otros 16 centros dependientes de organizaciones no gubernamentales.

Niños y niñas en un seno familiar

El programa Familias para Familias alberga hoy a 193 niños, judicializados por diferentes circunstancias, y no sólo bebés. El principal requisito para ser familia acogedora es no estar inscripto como aspirante a adopción.

“Tienen que ser personas mayores de edad, de múltiple conformación familiar -con hijos, sin hijos, heterosexuales, homosexuales, parejas, monoparentales-, que pasen el apto psicofísico”, precisó Liliana Gaitán.

"Las familias del programa de acogimiento reciben acompañamiento técnico para la integración así como para el despegue con el niño recibido, y se les brinda ayuda de pañales, leche, obra social y cobertura especial en caso de alguna discapacidad", describió. Se les pide, también, que completen un cuaderno que formará parte de las memorias de ese niño a futuro, y se les prohíbe bautizarlos.

"Hay muchas familias que ya tuvieron a un niño de acogimiento y vuelven a hacerlo, hay mucha solidaridad", explicó Gaitán. Y destacó que se busca promover los derechos de los niños, niñas y adolescentes contemplados en las leyes nacional y provincial, y cumplir con las directrices de Naciones Unidas para aquellos que no están bajo cuidados parentales.

Contacto Familias para familias: 0351 – 4343332 / familiadeacogimiento@gmail.com.