Seis meses después de que un policía matara a Franco Amaya (18) en un control de rutina en Carlos Paz, el Ministerio de Gobierno aprobó este martes la aplicación de un "Protocolo de Control Vehicular Policial Urbano", una suerte de manual de instrucciones para que utilice la Policía en su trabajo cotidiano, en el que se estableció que no se podrá abrir fuego en caso de evasión o fuga.
Este manual (que sería el primero de una serie que se irán definiendo en los próximos meses, entre ellos uno similar para la Policía Caminera) fue elaborado por una comisión de trabajo integrada por varios ministerios provinciales y el Ministerio Público Fiscal.
En el apartado "situaciones críticas excepcionales" se estable que en caso de fuga durante un control, se montará un operativo cerrojo para detener a los evasores, aunque los policías que estén en el puesto de control no podrán disparar ni participar de la persecución, limitándose a dar aviso para que otros móviles salgan a la caza. La prohibición de disparar hacia el vehículo en fuga no cuenta si atacan a los móviles policiales, aclararon desde Seguridad.
"Este protocolo es de garantías mutuas: para el policía que realiza el control, porque sabe que actúa amparado por las leyes y el Ministerio Público Fiscal, y para el ciudadano, que sabe qué puede y qué no puede hacer el policía que lo controla", le dijo a Día a Día Diego Hak, secretario de Seguridad.
El policía podrá pedirle al conductor o acompañantes que se identifiquen, solicitar la cédula, tarjeta verde o azul, póliza de seguro, inspeccionar el habitáculo y requerir a los ocupantes que desciendan del vehículo. En caso de que el conductor no posea los documentos solicitados, el personal policial deberá dar intervención a la autoridad municipal, y podrá desplazar al vehículo.
Sobre rectas, visibles y con policías "amables"
Entre sus objetivos, el nuevo protocolo para los controles policiales busca establecer una modalidad operativa "que respete los derechos humanos y el orden legal vigente", prevenir delitos e infracciones de manera eficaz "sobre la base de un modelo policial de proximidad", y reducir la "discrecionalidad del accionar policial".
Según se propone, los controles deberán ser ágiles y ordenados, de un vehículo a la vez, y no podrán realizarse en zonas donde el frenado brusco los haga peligrosos: por ejemplo, en una subida o bajada. Así, los nuevos puestos de control policial tendrán una extensión de 30 metros, desde que se colocan las primeras balizas.
También establece que los policías que realizan los controles deben evitar el uso indebido del teléfono celular, y que no podrán fumar o comer durante la realización de los mismos.
Cada control deberá contar con cuatro efectivos policiales, cada uno cumpliendo un rol específico, y de una serie de recursos materiales, como carteles, conos de seguridad, bastones lumínicos, equipos de comunicación, entre otros.
Los controles tienen que realizarse en lugares amplios, rectos y sin obstáculos visuales, quedando prohibidas zonas especiales como curvas, bajadas, cuestas o proximidades a intersecciones. Y en lo posible, deberán instalarse en vías de circulación preferentes, de un solo sentido o con más de un carril.
Según el protocolo, la disposición del lugar del control es fundamental. El puesto deberá avisar de su presencia 30 metros antes, con la colocación de un cono baliza intermitente y un cartel informativo que indique “Control Policial”. Luego, se deben distribuir un canalizador de tránsito y seis conos extra, delimitando la zona de ingreso y egreso del control.
Los policía deben utilizar bastones lumínicos y chalecos refractarios, y recibir a los automovilistas con la frase “Buenos días/tardes/noche”. Luego, debe identificarse con nombre, apellido y cargo, y solicitar que el conductor detenga el motor.
Si es de noche, podrá solicitar el encendido de la luz interna del vehículo. La documentación que será requerida a los automovilistas incluye licencia de conducir, tarjeta verde y póliza del seguro de responsabilidad civil frente a terceros.