Por Gabriela Martín.
La estética masculina se rige por ciertos parámetros. Pertenecer a distintos grupos sociales, lucir viril, tener un cuerpo saludable son algunas de las razones por las que cada vez más hombres se ocupan de su imagen. Y, si bien, todavía se avergüenzan y tratan de mantener “en secreto” el tratamiento que llevan adelante, el número de consultas crece considerablemente.
"El cordobés es más conservador que el porteño o el rosarino, pero ya se está viendo un comportamiento distinto y se cuida más, se ocupa de su imagen. El hombre es más vergonzoso y no quiere que lo vean haciéndose algo, pero pregunta sobre tratamientos que trabajen sobre la grasa y la remodelación", indica a Tu Día Ana Facchin, directora de Blossom, centro de medicina estética.
Y agrega: “Culturalmente, el hombre es más reacio a que lo identifiquen con que se cuida la imagen. De todos modos, eso está cambiando y en 10 o 15 años las cosas serán diferentes. Hombres y mujeres estarán al mismo nivel”.
En el hombre, la mandíbula prominente es signo de virilidad, un mentón cuadrado al estilo pentágono invertido es lo que hace que un hombre se vea más armónico. Después de los 40, el tercio inferior comienza a perder sostén y aparece la grasa debajo de la papada. Tensar la piel en esa zona es uno de los tratamientos pedidos, pero también abdomen o cintura.
“Cuando llega un paciente a la consulta, tratamos que esté convencido de lo que quiere. Lo oriento de acuerdo al amplio abanico de posibilidades que tenemos en el centro y le aconsejo lo mejor para él”, expresa Facchin.
Alta tecnología. Los avances en estética no detienen su marcha y los tratamientos son aplicables tanto en hombres como en mujeres. En la rama masculina, la consulta es cada vez más temprana. "Los hombres empiezan a cuidarse (y a prevenir) a los 35 o 40 años y eso es genial. Todo lo que se hace en la medida justa, sin obsesionarse, es bueno", dice la especialista.
Y explica: “En materia de tratamientos, contamos con una novedosa tecnología (INFINI by ALER), única en Córdoba. Una radiofrecuencia que entrega la energía en forma focalizada, a través de unas microagujas bañadas en oro, penetrando por el tejido y llegando adonde se encuentran los fibroblastos (los encargados de generar colágeno y elastina). Al entregar este shock térmico en la profundidad del tejido, rápidamente se genera colágeno y el microdaño (imperceptible visualmente) que se genera hace que la piel cicatrice y tienda a tensarse aún más”.
Este procedimiento es indicado para cualquier tipo de piel, independientemente de la época del año. Se puede corregir flaccidez, arrugas, cicatrices e hiperhidrosis axilar. El tratamiento no es invasivo y, si bien se habla de agujas, éstas están recubiertas en una especie de silicona que las hace prácticamente imperceptibles. “Además para que el paciente se sienta más cómodo se le pone una crema de alta gama, que oficia de anestesia local y hace el tratamiento más confortable”, comenta la directora.
Y cierra: “La tendencia es la utilización de tratamientos no invasivos. No todo se corrige o soluciona con una cirugía y si bien hay países como Argentina o Brasil más propensos a querer ir al quirófano, la gente prefiere los procedimientos de recuperación rápida y no invasivos”.
Tené en cuenta
Con la edad la piel empieza a mostrar un deterioro de las fibras de colágeno y eso da inicio a un círculo vicioso de reducida actividad, menos renovación celular y descenso de la síntesis de proteínas.
La combinación de tratamientos permite lograr mejores resultados, generando colágeno, reposicionando tejidos, regenerando la dermis y tensando tanto piel como músculo.