Se terminaba el partido, e Instituto chocaba con Joaquín Pucheta, quien cerró el arco en el segundo tiempo para evitar el triunfo de la Gloria, que hubiera sido legítimo.
Bajo la lluvia, algo más le cayó al arquero visitante desde la cabecera: el mango de plástico de un banderín. Impactó en la espalda de Pucheta y debió ser atendido por los médicos.
Hubo zozobra en Alta Córdoba, con recuerdos como el de la serpentina que le costó puntos a Instituto. Pucheta decidió seguir jugando los tres minutos que faltaban, el árbitro avaló con el visto bueno de la Policía.
Aunque el agresor no pudo ser individualizado, en la tribuna muchos se apartaron en señal de repudio, y lo mismo ocurrió en las redes sociales con hinchas de bien. Una imprudencia que pudo haber traído consecuencias más graves.