Un año de vivir con la ausencia

Por Laura Giubergia. Celeste Montes fue asesinada por un policía (que luego se suicidó) en mayo de 2016. Cele, siempre serás mi ángel, se tatuaron sus hermanas en los brazos. Marchan el 3 de junio.

Un año de vivir con la ausencia
Celeste Montes.

La ausencia se hizo tinta y se coló bajo la piel, dibujando a su paso una frase que la inmortaliza en brazos de quienes la aman. “Cele, siempre serás mi ángel”, se tatuaron Mariela y Daniela Montes, hermanas de Celeste.

Y su foto se imprimió en carteles, y en remeras, para que su rostro no se olvide y para que su nombre no se archive. Celeste Montes tenía 30 años cuando le arrebataron la vida, dejando a una familia sin consuelo y a una niña pequeña sin mamá.

“Era un ser lleno de luz, se desvivía por su hija, amaba las plantas y disfrutaba de bailar”, recuerda Mariela. “Era muy Montes”, describe, en clave familiar, para hacer referencia al carácter fuerte que había forjado Celeste.

Mariela está deshecha, y a poco más de un año del femicidio sigue intentando ponerse de pie y acostumbrarse a la ausencia. “Es mi ángel, de verdad que lo es. Tengo otro tatuaje en su honor que dice ‘te busco en mis sueños y te veo sonriendo’”, agrega.

“Hace muy poquito que pude volver a trabajar, mi papá también se enfermó, son todas derivaciones de la muerte de mi hermana”, cuenta sin poder evitar que la tristeza estrangule, por momentos, su voz.

Se esfuerza en remarcar que Celeste no era policía, sino que trabajaba en la Jefatura de Policía, como agente del 101. “No portaba armas, se vestía con pantalón azul y camisa celeste pero no con uniforme policial, y no quería mucho a los policías”, aclara Mariela. “Hacía 10 años que trabajaba ahí, y uno que había quedado efectiva”, apunta la mujer.

“Su vida era estar con la nena, llevarla al cine, comprarle cosas, era todo para ella”, describe. Y rememora que hacía malabares para acomodarse con los horarios rotativos que tenía en Jefatura. Por entonces, madre a hija vivían en Villa Allende, junto a los papás de Celeste y un hermano.

Estaba separada del padre de la nena, pero mantenían una muy buena relación. “La vida de Julieta cambió rotundamente, se quedó sin mamá, se fue a vivir con su papá”, cuenta Mariela. Y se lamenta: “La veo bastante poco, vivimos lejos, pero quisiera poder disfrutarla un poco más. En ella hay una parte de mi hermana, lo que quedó de ella, y me gustaría tenerla más cerca”.

Sin distinción. "Somos seis hermanos, tres mujeres y tres varones. Para nosotros no existe la palabra medio hermano", aclara, sobre las dos esposas con las que tuvo hijos su papá Jorge. Daniela, otra hermana, era la única que sabía de la relación que Celeste había empezado con Enzo Valdéz, el mismo que la mató y luego se suicidó en una casa de barrio Pueyrredón, el 5 de mayo de 2016.

“Sólo Dani sabía de su existencia, le había contado que estaba conociendo a un chico y que el problema era que se trataba de un policía. Ella no quería a los policías”, recuerda. Tampoco estaba en sus planes volver a formar una familia, “todo por su hija”. “Con Enzo salían, ella iba a su departamento, pero en la familia nadie lo conocía”, dice. Entre lo poco que supieron de él, fue que la celaba mucho y que era obsesivo.

Memoria viva. "Queremos que se cierre la causa, que quede absolutamente claro qué sucedió, y que no se olviden de mi hermana, que su memoria siga viva", pide Mariela, mientras alista la remera y carteles con los que marchará el sábado pidiendo que no haya Ni Una Menos. "Nuestra lucha no tiene fecha de vencimiento", concluye.

El fiscal reconstruirá virtualmente el caso

El fiscal Cristian Griffi encargó nuevas pericias antes de dar por extinguida la acción penal por la muerte del principal acusado por la muerte de Celeste Montes. “Quiero la máxima transparencia”, expresó.

La hipótesis principal, con la que fue caratulada la causa es homicidio seguido de suicidio. Según la investigación que lleva adelante el fiscal de Violencia Familiar Cristian Griffi, Enzo Valdéz (38) asesinó a Celeste Montes (30) con un tiro en la cabeza, y luego se quitó la vida, en su casa de Suipacha al 1.200, en barrio Pueyrredón, el 5 de mayo de 2016.

"Quiero la máxima transparencia, más aún por tratarse de un policía. Hemos encargado una pericia de reconstrucción virtual de los hechos para corroborar la hipótesis y descartar que haya habido alguna otra persona involucrada", explicó a Día a Día Griffi.

De confirmarse la teoría principal, la causa pasará a archivo por considerarse extinguida la acción penal debido a la muerte del acusado, en este caso, Valdéz. “El padre ya fue aceptado como querellante, por lo que será invitado a poner un perito de control antes de la pericia”, explicó el fiscal.

Griffi contó que hubo en algún momento dudas por unas supuestas llamadas salientes del teléfono de Valdéz, posteriores a la muerte, pero que los peritos técnicos explicaron que era consecuencia de llamadas entrantes que fueron derivadas al buzón de voz.

La familia de Celeste Montes reclama la devolución de algunas pertenencias de la mujer, pero Griffi aclaró que esto se hará una vez que dejen de ser necesarias como pruebas en la causa.