Un concordiense de 81 años fabricó su propio avión

José María Balerdi tiene más de 60 años en su oficio de carpintero y está a días de cumplir un sueño en el que lleva trabajando dos años y medio: ver volar a “El Viejo Bale”, la aeronave que él mismo construyó.

Un concordiense de 81 años fabricó su propio avión
José María Balerdi junto a su creación.

Si de sueños se trata no hay edad, ni tiempo que condicione la posibilidad de verlos concretados. En Concordia el carpintero y ex docente José María Balerdi sabe muy bien esto por eso desde hace dos años y medio trabaja con esmero en la fabricación de su propio avión. “El Viejo Bale” ya es una realidad y restan solo días para comenzar con sus ensayos de vuelo en el Aeroclub de Concordia.

Balerdi tiene 81 años, 60 como carpintero y un entusiasmo juvenil que contagia. “En la escuela dando clases estuve casi 30 años. Una vez que me jubilé, seguí la rutina de la carpintería. Trabajaba mucho, con muy buena clientela. Pero una vez apareció esto y dije, ‘punto’. No se puede hacer dos cosas porque demanda mucho tiempo. Te lo metés tanto en la cabeza, que el mejor lugar es la cama. Cuando apoyás la cabeza en la almohada, ese es el momento donde salen las ideas. De lunes a viernes estoy dedicado a esto, sábado y domingo no entro. Es una muy linda rutina diaria”, contó a UNO en relación a su proyecto en el que trabaja ininterrumpidamente desde hace dos años y medio.

José María Balerdi trabajó más de dos años en su proyecto.
José María Balerdi trabajó más de dos años en su proyecto.

Surgimiento de la idea

Como todo proyecto hubo un día en que todo comenzó y así lo relata Balerdi: “Un día haciendo aeromodelos uno de los muchachos amigos del aeroclub y que vienen al taller, estábamos charlando y les pregunté. ‘Mario, tengo ganas de hacer un modelo, pero algo grande’. Nunca pensando en esto. Y Mario me dice, ‘ampliá un plano y lo hacés’. La charla quedó y un día me cae Mario al taller con otro amigo, que es un libro abierto. Se paran en la puerta con los planos y me dicen: ‘mirá Bale lo que te traemos para vos’. Eran los planos de este avión. Miramos los planos, me gustó y con eso abandoné la carpintería, más allá de que estaba jubilado para dedicarme de lleno en esto”.

“Yo solo quería hacer un modelo grande en escala, pero estos dos amigos me llevaron a esto. La posibilidad estaba, pero es muy difícil”, expresó al tiempo que destacó que cuenta con el acompañamiento de la familia. “En esto se precisa todo: a la familia, a tu mujer, todo. Mi hijo vive en Chajarí, por lo que está fuera de esto. Y con todo esto de la pandemia no ha podido venir, pero él se siente un poco orgulloso de su padre”, dijo el creador del Viejo Bale.

“De todas maneras, todo el mundo que viene al taller es porque habla de aviones. Uno de los muchachos que viene tiene un avión fumigador, yo voy a donde tienen el avión y todo el mundo habla de lo mismo. Es una cultura muy sana, acá prácticamente no se fuma, nos gusta comer buenos asados, no se toma alcohol. Yo fui muy fumador, me fumaba hasta tres paquetes por día y le gané porque lo dejé”, agregó.

Detalles de la fabricación

Actualmente la aeronave de José María se encuentra en los detalles finales que, tal como indica, “Llevan tiempo, hay cosas para corregir. Por ejemplo, ahora estoy trabajando en la rueda de cola. Recientemente lo pusimos en marcha en el patio y resulta que la rueda de cola está muy débil en donde agarraba, se torció, por lo que lo estoy haciendo de nuevo. Después tengo una pequeña pérdida en el escape, tengo que cambiar la junta y nada más”.

Respecto al armado del fuselaje, fue todo por planos, “tengo todos los planos de una fábrica en Estados Unidos y con eso trabajé todo. Como tengo la ventaja de ser carpintero, tengo las máquinas, sé elaborar madera. Fue con cierto temor. De punta a punta tiene un listón de madera de pino de 19 por 19 milímetros. Estaba solo en el taller, me los puse en la mano a los listones y me pregunté ‘¿en esto voy a volar yo?’ Pero claro, cuando se lo arma se convierte en una estructura fuertísima, parece que no, pero lo es”, expresó.

En cuanto a la elaboración de la estructura que sostiene a las alas y que está por debajo del impulsor, indicó: “El instrumental que tiene es lo imprescindible, lo esencial. Todo está hecho acá adentro y por mí, con ayuda. Por ejemplo, esta estructura que sostiene las alas se llama cabana, que fue soldado por unos amigos porque es muy difícil de hacer por todos los ángulos que tiene y demás, además debe coincidir con todo lo demás”. Justamente en cuanto a las prestaciones del motor se trata de un Rotax 582, dos cilindros, dos tiempos, refrigerado por agua, con válvula rotativa, doble encendido electrónico y dos carburadores. Eroga una potencia de 65 Cv a 6500 rpm, de 6.800 RPM, de 580 centímetros cúbicos, generando una potencia de 155W a 6.000 RPM.

Las alas construidas íntegramente de madera, tienen una terminación en una tela especial. “Una vez que se las instala, se las estira y se le da calor, queda sumamente tensa. Luego, la tela tiene siete manos de un producto que se llama Dope y le termina dando consistencia, fuerza. En fin, no le pasa el agua”, manifestó. En cuanto a los colores que utilizó para este desafío destacó que es una coincidencia ya que simpatiza por Boca Juniors. “Cuando mis amigos me traen los planos de la aeronave, me traen la foto del avión en Estados Unidos es exactamente igual”, destacó.

Permiso para volar

Claro que para surcar el cielo es necesario cumplir una serie de requisitos legales que responden además a cuestiones de seguridad. Por estos días Balerdi está en el proceso de conseguir los permisos correspondientes para poner en el aire al avión. “Se deben cumplir los requisitos de poder volar cualquier avión. La aeronave debe pasar por inspecciones de la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac). Tienen que venir pero por culpa de la pandemia, no lo pueden hacer. Una vez que esté todo bien, me deben dar la matrícula. No obstante, cumple todos los requisitos”, aclaró.

Una pasión de toda la vida

La pasión de Belardi por los aviones viene desde su infancia, “Siempre digo que a esto lo parí. Los que saben más que yo, calculan que me llevó entre 2.500 y 3.000 horas de trabajo. Voy rápido, llevo dos años y medio. Hay momentos que es muy cansador, no desde los físico, sino desde lo mental porque hay que leer mucho. Como los planos son norteamericanos, es todo en pulgadas y hay que pasarlos a milímetro”, contó.

Ante su gran proyecto la pregunta que surge casi de inmediato es, ¿quien va a pilotear la aeronave en su primer vuelo?, respecto a esto su creador cuenta que “Había empezado a hacerlo, estaba trabajando en la madera. Y a uno de esos muchachos que sabe tanto le pregunto: ‘¿Che Fito, cuando termine esto quién lo va a volar? Y me responde, él que es piloto. ‘Yo te lo voy a volar’. Y le retruqué, ‘mirá que te tomo la palabra’. Cuando esté listo será él quien lo va a volar y yo voy a ir de acompañante. Será el padrino de la criatura”.

Son pocos lo días que faltan para ver levantar vuelo a “El viejo Bale, cuando ese día llegue todo será expectativa y emoción. “Me vengo preparando desde hace tiempo. Mi origen es vasco, pero el vasco también tiene sentimientos. Y verlo volar será algo increíble, pero como vengo preparándome, ese día que pusimos en marcha el motor fue un momento bravo te sentís un poco Gardel. El ego puede. Para el vuelo que debe ser obligatorio en el Aeroclub, ese primer momento será un poco fuerte”, contó.

No solo José María espera ansioso ese día, sino también el grupo de aficionados que integran el Aeroclub local. “Cuando nos podíamos juntar, ahora no por la pandemia, todos los sábados comíamos asados 10 o 15 personas y en alguna medida lo estaban esperando”, manifestó finalmente Balerdi.