Este domingo por la tarde, organizaciones sociales y los padres de Cecilia Gisela Basaldúa, se movilizaron en la Plaza San Martín de la localidad de Capilla del Monte y cuestionaron la investigación, tras haber pasado un año del asesinato de la joven.
Daniel Basaldúa, el papá de Cecilia, dijo: “Nosotros vamos a seguir sosteniendo nuestro reclamo con el acompañamiento social hasta conseguir que se haga una investigación seria e imparcial, que nos conduzca al esclarecimiento, justicia y condena a los responsables”.
La marcha estuvo organizada por el Movimiento Plurinacional de Mujeres y Disidencias de Capilla del Monte, y el colectivo feminista Abya Yala, que cuestionaron a “la justicia patriarcal sin mirada de perspectiva de género en su más acabada expresión”.
El crimen de Cecilia
Oriunda de Buenos Aires, Celia Basaldúa había llegado a Capilla del Monte a mediados de marzo del 2020, para escribir un libro con sus experiencias en viajes como mochilera por países de Latinoamérica.
La mujer se había alojado en la vivienda de un hombre que fue el último que la vio con vida el 5 de abril de 2020 y fue encontrada sin vida el 25 de ese mismo mes en cercanías de un basural en la localidad serrana.
La causa
Daniela Pavón, abogada querellante, considera a ese hombre como el “principal sospechoso”, aunque solo fue citado en calidad de testigo y por su parte, la fiscal de Cosquín, Paula Kelm, instruyó la causa y es cuestionada por las partes del proceso que rechazan esa línea investigativa.
En efecto, el 6 de marzo de este año decidió elevar la causa a juicio, resolución que fue rechazada por los padres de la joven, por la Secretaría de Derechos Humanos y el abogado Sergio Sánchez, defensor del único imputado y detenido, Lucas Bustos, un albañil de 24 años.
La fiscal Paula Kelm alegó en su requerimiento que “en fecha y hora que no se ha podido determinar con exactitud, pero aproximadamente entre el 5 y 15 de abril de 2020, el acusado Bustos se encontró con Cecilia en un campo cercano al río Calabalumba, de Capilla del Monte, y en ese lugar la sometió sexualmente”.
“Con la intención de quitarle la vida para ocultar del delito precedente y lograr su impunidad, apretó el cuello de Basaldúa hasta que dejó de respirar, fracturándole la rama izquierda del hueso hioides, provocando la asfixia mecánica de la mujer, siendo estas lesiones la causa eficiente de la muerte”, sostuvo Kelm.
Mientras tanto, la otra parte rechaza esa hipótesis investigativa y pide una nueva pesquisa en torno a la posibilidad de que en el crimen esté involucrado la policía, una red de trata o de narcotráfico.