Todavía falta, pero subieron. Sobre todo, aumentó el valor del novillo, pasando de unos 300 $/kg a unos 480 $/kg, en un rally alcista de 45 días. Respecto a un año atrás significa un aumento de un 90% estimado. Las vacas gordas o manufactura subieron menos, entre 50% y 60% respecto a enero de 2022, bastante menos que la inflación. Las categorías de cría todavía rezagadas, con un ternero que venía con 380 $/kg y pasó a cerca de 500 $/kg (contra enero 2022 subió menos del 60%) y un vientre preñado que pegó un salto no mayor al 40% respecto a lo que se venía viendo en el último trimestre.
Primera conclusión: todavía veremos aumentos nominales de precios, porque el atraso sólo se corrigió en parte. Para los que puedan esperar, puede haber premio. La relación de precios ternero/novillo hoy muy favorable al comprador. Estos cambios de precios obedecerían, por un lado, a una menor oferta debido a algunas lluvias que modificaron las expectativas de producción de pasto, y por el otro a un mercado internacional que se entonó, tanto en el mercado europeo (Hilton y otros), el de Estados Unidos y el de China.
Seguramente hay otros factores jugando porque la ganadería tiene una oferta atomizada que surge de realidades empresarias de todo tipo. Pero vale recalcar: los precios siguen atrasados contra la inflación general y contra la inflación de costos de producción ganadera. Estos cambios de precios pusieron nervioso al gobierno, porque parte del aumento se trasladó al mostrador y pegó en la inflación (un 10% de aumento representa casi un punto en el índice de inflación).
Segunda conclusión: desde el Ministerio de Economía sacaron, a las apuradas, distintas medidas (restricción de exportaciones, estímulo fiscal a carnicerías y a consumidores, etc.) sobre las cuales no vale la pena entrar en detalle. Porque son más o menos las mismas que históricamente hacen los gobiernos populistas para mostrar que “algo” están haciendo.
A veces tienen éxito por unos días, pero luego el mercado muestra la realidad y a mediano plazo todos pierden. Va a volver a pasar. Pero en el corto plazo los ganaderos, que han resistido un año difícil con sequía, precios bajos y costos altos, necesitan y esperan revancha. Empresario ganadero, un animal resiliente a mil batallas.