Familiares, amigos, vecinos y conocidos de Lucas González, el adolescente de 17 años asesinado el pasado miércoles por efectivos de la Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Barracas, partieron en unos 20 micros desde Florencio Varela hacia la Capital Federal, para participar desde las 19 de una concentración frente a los tribunales porteños en reclamo de Justicia.
Allí se vivieron momentos de mucha emoción cuando la familia de Lucas y de los amigos que iban ese día en el auto con él subieron al escenario para hablar. También lo hizo el abogado, Gregorio Dalbón.
Con remeras blancas con el rostro de Lucas y con la leyenda “Justicia” y en medio de un profundo dolor, Cintia López y Mario “Peka” González agradecieron la compañía “de los vecinos, de los amigos, de los compañeros del fútbol, de los distintos clubes”, para luego aclarar que lo que quieren “no es venganza”.
La mamá de Lucas aseguró que su hijo fue “acribillado”, que tenía como “arma, los botines rotos”, dijo que los policías “le tiraron a matar a los cuatro” adolescentes que iban en el auto y pidió “perpetua” para los tres efectivos de la Policía de la Ciudad detenidos por el hecho.
“Esta era el arma que tenía mi hijo: los botines rotos. A mi hijo me lo acribillaron”, dijo Cintia, llorando, quien agregó que su hijo “amaba jugar al fútbol”, tras lo cual reclamó “perpetua” para los policías involucrados.
Acompañados por varios autos que hacían sonar sus bocinas, dos micros de dos pisos y otros dos de los tradicionales escolares pasaron por el Obelisco, donde también fueron aplaudidos, y continuaron viaje a Talcahuano 550, cuyo frente se hallaba vallado.
Algunos conocidos de las víctimas llevaban remeras blancas con la cara de Lucas y una leyenda en el frente que reclamaba Justicia y otra en la espalda que decía “Mi cara, mi ropa y mi barrio, no son delito”.
Durante la concentración se escucharon varios canticos. “Lo sabía, lo sabía, que a Lucas lo mató la policía”, lo que fue ovacionado por los asistentes a la marcha, mientras que otros cantaban “Lucas no se murió, Lucas vive en Varela”.
Muchos llevaron carteles con la leyenda: “Los policías no combaten los crímenes porque están ocupados en cometerlos”.