Sabrina Ojeda, una joven oriunda de Monte Grande, volvió el pasado 26 de enero desde Bariloche a Buenos Aires y denunció que el chofer y el auxiliar del micro en que viajaba la acosaron, la espiaron y la aislaron del resto de los pasajeros.
"Después de haber tenido unos días hermosos y llenos de anécdotas buenas, jamás pensé que la parte 'mala' (digamosle así) iba a llegar", narró Sabrina en Facebook para repasar todo lo que le ocurrió desde que se subió al micro de la empresa Vía Bariloche que debía llevarla desde San Carlos de Bariloche hasta la terminal Retiro.
"Lo irónico fue que sí, a mí me pasó. Tuve la suerte de haber sido precavida y de poder estar hoy contándolo. Pero también tuve la mala suerte, de que las personas responsables de llevar ese micro a destino, como lo son los chóferes y el camarero, no eran personas dignas de llevar a cabo su trabajo, no eran dignos de hacer las cosas correctas con todos (ya que conmigo no lo hicieron)", agregó.
Según la joven, a la incisiva mirada del camarero, primero a la vista de todos los pasajeros y luego escondido tras unas cortinas, se sumó un supuesto cambio de asiento a la parte superior del micro, donde pretendían que se quedara prácticamente sola. "A lo largo del viaje comencé a sentirme incómoda, muy incómoda, el camarero no paraba de mirarme de manera tan fija que me hacía sentir que me fichaba de los pies hasta la cabeza sin disimular", compartió.
Luego, relató que a mitad del recorrido le pidieron que fuera a la cabina, y el chofer le pidió que se sentara junto a él. "Claramente me negué y comenzó a decirme que le cebe mates, que seguro a mí me gustaba pero no tenía con quién porque estaba sola, que me veían aburrida y que ahí yo iba a estar mejor, que no pasaba nada, que ahí iba a estar tranquila, que iba a estar más cómoda y que nadie nos iba a molestar", sostuvo.
"Llegó la hora de la comida, ya con una angustia y miedo que pensé que no iba a poder contener y cuándo pensé que no podían ser peores, a la hora de elegir mi plato como hacían todos, (el camarero) me lo negó, no me dejó agarrarlo y sacó una bandeja que se encontraba abajo de toda la pila, en una esquina diciéndome 'esta es para vos, está caliente'. Sí ya venía con desconfianza y dudas, esa actitud me hizo replantearme todas las miles de hipótesis que tenía. Sin decir nada, dejé el plato en mi bandeja y no lo comí", remarcó.
Cuando bajaba en Retiro, escuchó algo que comentaban entre ellos el chofer y el camarero: "con esta no nos salió".
"No quiero pensar, ni imaginar, ni enterarme qué fue lo que no salió y una parte de mí quiere creer que no era algo conmigo. Pero al otro día más tranquila, fui con mi familia a hacer los reclamos y denuncias", concluyó Sabrina, que hizo la publicación buscando que otras jóvenes que hayan sufrido lo mismo, se animen a denunciar.