Gustavo Olivera (53) fue condenado hoy a 16 años de prisión por el crimen de Eduardo Cicchino, el joven estudiante de ingeniería que fue asesinado de una puñalada en mayo de 2016 por gritar un gol de Boca en un bar del barrio porteño de San Telmo.
La condena fue dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 28, integrado por los jueces Javier Anzoátegui, Luis María Rizzi y Carlos Rengel Mirat, quienes definieron el hecho como un "homicidio simple" en una audiencia celebrada en la planta baja de la sede judicial de Paraguay 1536.
Por mayoría, los magistrados decidieron no tomar en cuenta la solicitud del fiscal de la causa, Fabián Céliz, como la del abogado de la familia de la víctima, Ignacio Costa, quienes durante los alegatos pidieron que se le aplicara la prisión perpetua a Olivera por el "homicidio calificado por alevosía" de Ciucchino, de 26 años.
En esa misma instancia, el abogado defensor de Olivera había pedido que se lo condenara por "homicidio preterintencional", figura que considera que el acusado actuó para generar un daño físico, pero no con la intención de provocar la muerte, la cual conlleva una pena de tres a seis años de reclusión.