Si hablamos de pilares y fundadores de las cosas que luego se transforman en un éxito, no podemos dejar de citar a Don Rubén Andrawos, un tipo sencillo, definido como “excepcional” por la empresa Arcor y quien junto a Don Fulvio Pagani se encargó de esparcir y hacer conocer los productos por medio de la mítica “valija” de Arcor.
En el festejo de los 70 años, la firma nacida en Arroyito envió a algunos de sus allegados (agradezco el presente) una valija de cartón, emulando a la conocida valija donde Arcor albergó sus sueños, sus ideas y desafíos para comenzar a cimentar lo que hoy es la multinacional con el presente que posee. Mucho tiene que ver, y casi todo diría, la presencia de Don Rubén Andrawos, un joven de 25 años, oriundo de la localidad de Tránsito, y que en 1958 llegaba a Arroyito como Jefe de Correos y Telecomunicaciones.
Don Tito Maranzana llevó a una charla de amigos a Andrawos, y es ahí donde traba una relación casi cotidiana con Pagani, Maranzana, Seveso, Brizio, Berti, entre otros. Según citan Don Rubén dijo que era el primer extraño que era incorporado a la empresa y que sería un pilar fundamental porque su función era “la venta”.
En su libro “El vendedor minorista”, Adrawos cuenta el nacimiento de la “Valija” en su primer viaje “logré ver una valijita de cuero duro marrón, con herrajes y soportes niquelados. Se abría hacia uno y otro costado. Pregunté ¿Quién fabrica esto?, me dieron nombre y dirección . A los pocos días llegamos a Buenos Aires y la compramos. Abría tres bandejas para la izquierda y tres hacia la derecha. Para cerrarla se apilaban las bandejas, todo mecánico pero automático. El maestro de fabrica y sus operarios prepararon la valija con golosinas, y era una fiesta, entraba por los ojos”.
Andrawos comenzó a presentar por medio de la venta, a los productos de Arcor, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, entre otros hasta llegar a Patagonia que según Rubén no era de venta segura pero que era “plantar bandera” con la llegada de Arcor.
Espacio Arcor define los primeros pasos de Don Rubén “inicia su etapa casi heroica en un Peugeot 403 que era el único coche de la compañía, ya que ningún socio tenía coche propio, y recorrió miles y miles de kilómetros algunos sin caminos. Andrawos paraba en poblados, ciudades, campos y en los caminos para vender, luego descansar, comer y salir a vender de nuevo, y volver con pedidos, dinero de las cobranzas, con ilusiones y porque no frustraciones”.
La “Valija” quizás no habría sido nada sin el temple del hombre que tenía bien en claro donde estaba el norte, Enrique Brizzio realizó la primer venta de Arcor en Entre Ríos, desde donde trajo un pedido de caramelos sueltos, enlatados, y los caramelos blandos de leche, que eran envueltos a mano por las mujeres que trabajaban en la empresa. Andrawos comenta en su libro sobre su primer venta, se dijo a si mismo “cuando llegues bajate con la valija, saludá lo mas amable, poné el muestrario que se vea, nada de fantasías y decí la verdad” y así concretó la primera venta en Bahía Blanca.
Arcor comienza su comercialización especialmente a mayoristas, ofreciendo condiciones muy favorables con descuentos importantes, lo que trajo resultados muy positivos y generó que se incremente la producción. Luego en otro de los giros importantes de la empresa, se crea el Sistema de Distribución exclusiva, algo que también tuvo como pilar a Don Andrawos.
En ese momento Arcor compra un avión Cessna que sería destinado a ventas, junto a un piloto estaría sentado Don Rubén para aprovechar esa herramienta de trabajo, y llegar a lugares donde casi ni se podía aterrizar. Quizás un récord pudieron lograr, el avión sale desde Arroyito, baja en Villa Dolores, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Villa Mercedes y la noche la pasan en Huinca Renancó. Algunas veces pasaban rasantes en la casa de los clientes para avisar que había llegado el avión de Arcor y realizaban las transacciones comerciales en aeropuertos o campos cercanos.
Andrawos estuvo hasta 1988 como Gerente General de Ventas y luego continuó con su Escuela de Ventas en Córdoba donde se capacitaban empleados de Arcor, distribuidores y aquellos que veían en la venta un futuro. En su libro “El vendedor minorista” se plasman todas la anécdotas (como la del Ovni avistado en Salta la investigación 3 Análisis comparativo) y los tips de Don Rubén respecto a sus viajes de la mano de la Empresa Arcor. Lo acompañaron en algunos de sus viajes Luis y Alfredo Pagani quien según Don Andrawos sería su sucesor en la empresa.
En 1993, Rubén Andrawos accedió a la jubilación, y en ese entonces escribió dos cartas con su despedida, una para la empresa y otro para sus compañeros de trabajo de las cuales destacamos varios puntos. A sus compañeros escribió “a los 30 años junto a mi esposa me tocó decidir morirme pobre en el Correo, me muero pobre en cualquier lado y acepté el ingreso a “mi querida” empresa Arcor...”. “Me puse al lado de grandes hombres y aprendí, los emulé, los copié todo lo que pude. Mi amada esposa Olga jamás arrugó la cara cuando la empresa me necesitaba”.
A la empresa “Estoy satisfecho y agradecido a la empresa Arcor que nos acogió y nos dio la libertad de trabajar. He tenido suerte de compartir días difíciles con hombres y mujeres de un pueblo inolvidable: Arroyito. “Los hombres que cultivan el ego están perdidos en los tiempos que estamos viviendo. Decía sabiamente Don Fulvio Pagani... Rubén ocupémonos solo de lo que no está bien, lo que está bien se ve desde lejos”.
Y cerraba “Producir calidad en todo el tramite, la propia, dentro del equipo, ignorar que trabajamos con mujeres y hombres (chau machistas). Nada gratifica mas que servir y no esperar que lo aplaudan. Hay que trascender, es una cuestión de valores, No hay equipo si no se integra, no hay empresa si no se trabaja. No puedo olvidar nuestras tertulias dominicales con Don Fulvio, nos agrupaba sonriente o serio, poníamos ideas, las masticaba y nos largaba a la carga. Es como el Arcoiris: hay que trasladar en el tiempo la parte de la curva más alta, pues sino se muere tal como nació”.
Datos Gentileza: Patricia, Alejandra y Olga Andrawos. Gracias!