Muchos de los que nacieron en el interior de Argentina han crecido escuchando historias terroríficas, las cuales sus padres probablemente utilizaban para que les hagan caso. Este 31 de octubre, por Halloween, desde VíaPaís seleccionamos cinco leyendas que podrían revivir esos miedos.
En esta fecha célebre, los canales se llenan de películas de terror por Halloween, palabra que viene de “All Hallow’s Evening” (Víspera de Todos los Santos). Su origen se remonta a un antiguo festival pagano celebrado hace más de 2.000 años llamado Samhain, el cual tuvo lugar en Reino Unido, Irlanda y Francia.
Era festejado por los celdas, pueblos de la Edad de Hierro, que celebraban el comienzo del invierno, y durante esta época creían que los muertos podían caminar entre los vivos. Desde entonces, esta fecha se ha puesto de moda en varios países, y en Argentina los cuentos de terror abundan entre las provincias, así como las apariciones que se han denunciado.
Huyó de su boda y se suicidó, pero su espíritu continúa paseando por tierras pampeanas
La Pampa es muy conocida por sus casos de abducción alien. Las supuestas apariciones de Ovnis han aterrado a más de uno, pero sus leyendas también ponen la piel de gallina. El periodista Fernando Quiroga se encargó de recoger testimonios sobre una aparición que se dio en Guatraché y que no deja dormir a los vecinos.
A pesar de que la abogada Yamila López Uriarte, una profesional con los pies bien puestos sobre la tierra, nunca fue supersticiosa ni creyente, el 26 de noviembre del 2017 su vida cambió y no volvió a pisar la Ruta Provincial 1.
Mientras manejaba, vio dos veces seguidas a una mujer (o lo que parecía ser una) al costado de la calle con un vestido blanco. Un gran error fue detener el auto y acercarse. “¿Estás bien?”, le preguntó la doctora, entonces el siniestro espíritu volteó y corrió hacia ella. Alrededor de su cuello le colgaba una soga y sus ojos carecían de párpados.
López Uriarte decidió huir y se adentró en el bosque, pero lejos de perder al fantasma, allí lo tenía de vuelta: colgando de un árbol, gritando y jadeando frente a ella. Esa criatura alguna vez fue Alba Sunchales, una joven obligada a casarse con un hombre que odiaba.
El día de su boda, esta mujer huyó y la única salida que encontró fue ahorcarse en un caldén, pensando que la pesadilla terminaría. No obstante, su espíritu quedó anclado en las tierras pampeanas. Camioneros, turistas y automovilistas la han visto, pero jamás pudieron olvidar sus gritos pidiendo ayuda.
El Sombrerudo: la leyenda que aterroriza a Catamarca durante las siestas
Las siestas de verano en las provincias del noroeste argentino son tan calurosas que la gente acostumbra a quedarse en su casa descansando. Sin embargo, si a algún desprevenido o travieso se le ocurre salir por esas horas, el calor será el menor de sus problemas.
Desde muy chicos, a los catamarqueños se les advierte sobre la leyenda de El Sombrerudo, también llamado El Duende, un sujeto pequeño con un sombrero grande y negro que le cubre la cara. Este ya habría sido visto varias veces allí, e incluso en otras provincias como Salta.
Tiene una mano de fierro y otra de lana, y cuando se acerca a alguien le pregunta con cuál desea ser golpeado. Algunos dicen que, sin importar la elección, El Duende golpeará siempre con la de fierro. Otros aseguran que los ingenuos eligen la de lana y es esta la que en realidad más duele.
Con sus pantalones negros y rotos, una altura de 1 metro y medio, ojos malignos y saltones, pies descalzos y chiquitos, grita: “¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! Para que no andís vagando”, mientras envía sus puñetazos. Antes de salir durante la siesta, los catamarqueños lo piensan dos veces.
El Pombero, la criatura que le chupa la sangre a los niños de Corrientes
El norte de Argentina abunda de leyendas terroríficas. Por ejemplo, la de “El Familiar” es muy conocida en Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy, pues se trataría del diablo personificado en un perro gigante que se lleva el alma de los holgazanes y ladrones.
No obstante, hay muchos mitos famosos propios de la provincia de Corrientes. Entre los más conocidos se encuentra el de El Pombero, un ser de la mitología guaraní que habita en los bosques de allí, y que recientemente habría atacado a un niño.
Su nombre significa “Dueño del Sol”. Es el duende protector de la naturaleza, encargado de castigar a aquellos que dañan los árboles o los animales. Tiene el aspecto de un viejo de mal aspecto, alto, flaco y muy peludo.
Lo que más le gusta es cazar niños. Si los encuentra haciendo travesuras, los rapta, los interna en el medio del bosque y les chupa la sangre. Al igual que El Sombrerudo, este duende suele rondar en horas de las siestas buscándolos.
Según advierte la leyenda de El Pombero, nunca debe pronunciarse su nombre en voz alta, burlarse de él o silbar durante la noche. Cualquiera de estas tres cosas lo enfurecen, y sólo requiere de un roce de sus manos peludas para producir mudez, temblores o confusión.
La leyenda detrás de la ciudad maldita de Salta
Salta comprende paisajes sorprendentes, y entre sus bellas ciudades se encontraba la poderosa Esteco, que alguna vez fue habitable. Sin embargo, la catástrofe que la dejó en ruinas en 1692 se fundamenta en una leyenda que aterroriza a los vecinos.
Alguna vez, sus tierras fueron fértiles y sus edificaciones resplandecían en oro y plata, pero este paisaje se le acabaría a sus ciudadanos. Durante una noche, un mendigo se paseó por cada una de las lujosas casas pidiendo ayuda; no obstante, los vecinos no dudaron en cerrarle sus puertas en la cara.
El último hogar que visitó fue el de una madre pobre con su hijo, quien al ver la precariedad de este hombre decidió sacrificar a la última gallina que le quedaba y cocinársela. En agradecimiento, este sujeto se reveló como un profeta y le advirtió sobre la catástrofe que se acercaba.
Esa misma noche, un castigo divino caería sobre Esteco por su avaricia y tacañería, devolviéndolo a la tierra de la que vino. Para salvarse, la mujer debía huir en la noche con su niño y seguir al mendigo con una condición: no debía darse la vuelta bajo ninguna circunstancia.
No obstante, en medio del escape, mientras la ciudad era hundida por un terremoto, los gritos de desesperación agobiaron a la señora. Sin poder evitarlo, la mujer se giró y la desgracia la alcanzó a ella también: horrorizada, su piel se endureció y se convirtió en una estatua fría.
Según cuenta la leyenda, la mujer de piedra todavía carga a su hijo, con su paso lento pero seguro. Se la ve yendo a la Capital, certera, todos los años, y sin duda llevando tragedia en su camino.
Un ave diabólica rondaría los cielos de Neuquén
Son pocos los que conocen el nombre de “El Chonchón”, pues esta criatura legendaria que ha espantado por años a los vecinos de Neuquén es más conocida por el peculiar ruido que hace: “¡Tué tué!”.
En diálogo con LMNeuquén, un vecino de la capital neuquina reconoció que su niñez estuvo rodeada de aventuras, así como también de espantos. Se crió junto a sus amigos con el miedo a que este ser diabólico se les aparezca.
Los más experimentados les advertían que no debían silbar de noche porque el Tué-Tué podía contestarles. Tenía el cuerpo de un ave gigante y la cara de una anciana muy arrugada, y gritando con fuerza “tué tué” dejaba sordo a cualquiera.
“Decían que era un pájaro del diablo o una bruja o el diablo mismo, porque parecía un búho enorme con las alas más grandes, pero con la cara de una mujer arrugada y las chascas larguísimas”, recordó este vecino, quien jamás se animó a silbar de noche.
¿Cuál es el origen de Halloween?
Si bien Halloween se remonta a un festival pagano celebrado hace más de 2000 años en Reino Unido, Irlanda y Francia, su repercusión fue tal que con los años se convirtió en una de las celebraciones más populares a nivel mundial.
Los antiguos pueblos celtas iniciaron este ritual, ya que, a fines de octubre, festejaban el fin de la cosecha. Esta fiesta fue bautizada como Samhain, que justamente significa “el final del verano”.
A partir de ese momento, mientras se arrimaba el invierno, los días se hacían más cortos y las noches más largas. Entonces, creían que los espíritus de los muertos regresaban al mundo de los mortales y caminaban junto a ellos.
El año céltico concluía durante lo que actualmente se conoce como “Halloween”, en otoño. Es por este motivo que para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida.
Según explican en la página de National Geographic, con la inmigración europea a los Estados Unidos, principalmente la de los irlandeses católicos en 1846, esta tradición llegó al continente americano, donde con el tiempo se convertiría en este popular festejo.